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Aprender Cuidar

El galgo que venció sus miedos

El galgo que venció sus miedos
Cecilia

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No pensaba tener otro perro

Bruno

Bruno

Un galgo que tenía problemas de conducta

Cecilia ya tenía una pareja de fox terriers, Max y Lueta, y no pensaba tener otro perro. Sin embargo, el destino le tenía preparado otros planes. Un día encontró debajo de un coche a un galgo extremadamente delgado que ni siquiera podía andar. “Era como un esqueleto”, relata Cecilia. “Lo llevamos a la policía y no tenía chip, así que nos dijeron que teníamos que dejarlo en la protectora”.
 

El perro se estaba muriendo y Cecilia no tuvo el coraje de dejarlo solo, así que firmó los papeles y se lo llevó a casa con la intención de acogerlo de forma temporal. Pero lo que comenzó como un gesto de ayuda, terminó como una adopción en toda regla. El galgo fue bautizado como Bruno y se convirtió en uno más de la familia. Al principio temía que Max y Lueta no lo aceptasen, pero Bruno estaba tan mal, que los perros no fueron capaces de poner caras largas con el nuevo invitado y lo acogieron como uno más.


Al poco tiempo, Cecilia descubrió algo muy particular. “Nos dimos cuenta que Bruno estaba bien con nosotros pero tenía miedo de otras personas. Cuando se le acercaba alguien, temblaba aterrorizado”, cuenta con pena. La familia también notó que le atemorizaban particularmente los niños, las ruedas y los palos. “Durante los primeros días, cuando me veía con la escoba, se escondía debajo de la cama”, recuerda.


Cecilia se dio cuenta de que necesitaba ayuda y lo llevó a terapia
Cecilia se dio cuenta de que necesitaba ayuda y lo llevó a terapia


Lo cierto es que Bruno tenía miedo, mucho miedo. Cecilia no sabía por qué experiencias dolorosas habría pasado, pero tenía la certeza de que algo andaba mal con él: “Llegábamos a casa y siempre había hecho alguna travesura y se autocastigaba. En invierno, salía al jardín y se quedaba allí tiritando de frío. Estaba triste, como si le fueran a pegar todo el tiempo”. La situación empeoró, y los destrozos eran constantes, pero ¿cómo regañar a un perro que tiembla de miedo? Entonces Cecilia se dio cuenta de que necesitaba ayuda y lo llevó a terapia.
 

Con el especialista en comportamiento canino primero trabajamos con otros perros, porque Bruno no tenía miedo de ellos. Después formábamos una manada de perros y personas para que se fuera integrando. El ejercicio final consistía en formar un círculo de personas y que Bruno se sentara en el centro sin temor. ¡Y lo logró!”, relata Cecilia emocionada. Luego fue hora de tratar la fobia que le tenía a las ruedas y a los palos. “Poníamos en su camino cosas que no le causaban miedo, como las chucherías. Más tarde introdujimos bicicletas y monopatines. Hacíamos que se concentrase en los elementos que no le daban miedo. Después de algunas sesiones, Bruno podía pasar cerca de ruedas y palos sin que le dieran miedo”.


Tanto esfuerzo tuvo su recompensa
Tanto esfuerzo tuvo su recompensa


Afortunadamente, tanto esfuerzo tuvo su recompensa. Al mismo tiempo que iba dejando atrás sus miedos, florecía poco a poco el verdadero carácter de Bruno, juguetón y sociable. “Un día salimos a pasear y nos encontramos un patito que nos seguía. Bruno se llevó tan bien con el pato que estuve a punto de llevármelo a casa. Le dio besos sin parar durante una hora, jugaba con él, le tocaba con la patita como diciéndole ‘No tengas miedo’”, comenta sonriendo.
 

Hoy Bruno tiene dos años y es un perro muy feliz al que le encanta ser mimado y que le den cariño. El cambio ha sido sorprendente y se nota hasta en los pequeños detalles. “Antes dormía siempre hecho un nudo, como con miedo, y ahora duerme completamente extendido encima de la cama”, afirma Cecilia, orgullosa de haber ayudado a desterrar los temores de su adorado perro.


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