Una bicicleta o unos esquís, un perro y la naturaleza como telón de fondo son los elementos que dan vida a la pasión de Víctor, un chico de tan solo 23 años que ya ha logrado competir de manera profesional en el skijöring y se ha llevado a casa varios premios. Entre ellos, Víctor se siente particularmente orgulloso del primer lugar en la última edición de la Pirena Advance, un sueño que acariciaba desde que era niño, cuando sus padres le llevaban a ver las competiciones.
Pero Víctor Carrasco no compite solo, Nuca, Enia y Prinsen son sus compañeros de carrera sin los que su éxito no habría sido posible. Nuca es una perra nórdica que ya tiene seis años y puede vanagloriarse de haber sido la segunda en hacer toda la Pirena Advance, una competición repleta de etapas difíciles que muy pocos perros son capaces de completar. Prinsen, de cuatro años, sigue sus pasos y ya ha sido dos veces Campeón de España. Sobre Enia, la más pequeña, Víctor dice entre risas: “fue ponerle el arnés por primera vez y comenzó a tirar como una loca”.
Lo que más le atrae a Víctor de este deporte, que no goza de toda la popularidad y el apoyo oficial que le gustaría, es “la velocidad y la relación con los perros”. De hecho, no basta con alimentarlos y entrenarlos, es necesario convertirse en sus amigos incondicionales. “Aunque son perros de trabajo y, por lo tanto, necesitan una disciplina y un orden, tienes que mimarlos porque si no los mimas no corren”, explica. Víctor lo sabe muy bien porque ha vivido esa experiencia en carne propia: “un perro en una carrera no quiso correr y ese día yo tampoco pude correr. Ellos corren porque les gusta correr. Hay otros que si no les das cariño, pueden tener una mala experiencia y dejar de correr de un día para otro”.
Ellos corren porque les gusta correr
Víctor está convencido de que “con el perro de trineo se crea un vínculo mucho más especial”. Al inicio pensaba que todos serían iguales pero con el tiempo ha descubierto que cada uno tiene su personalidad: “hay momentos en que uno quiere jugar y otro dice ‘déjame en paz que ahora no quiero jugar’. Tienen sus encuentros diarios pero se llevan bien. Donde va uno, van todos. Cuando encuentran un perro más grandote, lo esquivan, pero si van los tres juntos se sienten fuertes”.
Para Víctor el día a día no es sencillo, sobre todo porque tiene que compaginar su pasión por los perros, el skijöring y el bikejöring con los estudios de Biología Ambiental. Al menos tres días a la semana se levanta muy temprano y recorre varios kilómetros, ya sea con el patinete o la bicicleta. No lo hace solo por él sino también por sus perros: “el día que no corren les falta algo, lo llevan dentro”, cuenta. Víctor no duda en afirmar que lo de correr lo llevan en los genes y que solo hace falta guiarlos para que desplieguen todo su potencial.
Con el perro de trineo se crea un vínculo mucho más especial
Hoy Víctor no puede imaginar su vida sin sus perros, “son como mi familia, comparto con ellos todos los días, los 365 días del año. Te cambian la vida pero es una manera de vivir”. Víctor recomienda a todas las personas tener un animal en casa. “Todo el mundo debería tener uno, en los días buenos y en los malos. Te obligan a tener una rutina diaria, a sacarlos”, cuenta. Actualmente, dedica su energía a su carrera como biólogo, a cuidar y entrenar a sus perros y a conseguir que el mushing se vuelva más popular para que un día sea reconocido como deporte olímpico.
