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    Traumatología veterinaria: ¿Cómo tratar las heridas abiertas?

    Curar de forma correcta una herida al perro puede suponer la diferencia entre que la lesión se cure pronto o que, por el contrario, se infecte y empeore. En este post de traumatología veterinaria nos centraremos en una serie de consejos para tratar las heridas abiertas.

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    Limpieza de la herida

    En la traumatología veterinaria, el lavado es una parte importante del cuidado inicial de las heridas, ya que cumple una función de arrastre de detritus, materiales extraños y sobre todo bacterias. En la práctica clínica se puede usar una simple jeringa de 60 ml con una aguja 18 g, con lo cual se genera una presión aproximada de 7-8 psi, suficiente para la mayoría de las heridas. Los productos más usados son la clorhexidina, la povidona yodada o sueros de fluidoterapia (es preferible el ringer lactato). El agua corriente se debe evitar ya que es hipotónica y puede dañar los tejidos desvitalizados. Existen otras soluciones de lavado en el mercado, como Prontosan®, que favorecen la retirada de bacterias reduciendo la tensión superficial y favoreciendo el arrastre.

    En cuanto a la desbridación, el tejido desvitalizado puede ser eliminado mediante:

    • Escisión quirúrgica: El tejido no viable se va extrayendo en capas, preservando en lo posible huesos, tendones, nervios y vasos. Como alternativa, toda la herida puede ser extraída en bloque si hay suficiente tejido sano circundante.
    • Desbridantes enzimáticos: útiles cuando el paciente tiene un riesgo anestésico alto, o como adyuvante a la desbridación quirúrgica. Las enzimas más utilizadas son la tripsina, la desoxirribonucleasa y la fibrolisina.
    • Los apósitos húmedo-seco colaboran en la desbridación mediante la absorción de los detritos necróticos, y su alejamiento de la superficie de la herida a medida que la torunda se va secando.

    Si quieres más información sobre la desbridación quirúrgica haz clic aquí para ver el video.

    Desinfección de la herida en traumatología veterinaria

    Las heridas contaminadas contienen microorganismos. En las heridas infectadas, los microorganismos colonizan la herida y se reproducen en ella. La antibioterapia sistémica en heridas abiertas debería estar limitada a los casos de contaminación o infección de moderada a severa, en heridas de más de 6-8 horas, o si existe riesgo de septicemia o infecciones diseminadas, y debería estar basado en cultivos bacteriológicos. En todos los demás supuestos, la medicación tópica puede ser suficiente haciendo un buen manejo de la herida.Los tipos de medicación tópica más usados son el ungüento antibiótico triple (bacitracina, polimixina, neomicina), el sulfato de gentamicina, o la nitrofurazona.

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    Cómo cerrar las heridas

    Una de las decisiones más críticas cuando en traumatología veterinaria nos enfrentamos ante una herida abierta de miembros distales es la conveniencia o no de cerrarla o dejarla abierta. Uno de los factores más importantes a considerar en el caso de los miembros distales es la poca laxitud de la piel, lo cual dificulta muchas veces el cierre primario en casos de desgarros severos, teniendo que realizar injertos cutáneos desde localizaciones más alejadas.

    En traumatología veterinaria, existen 4 modalidades de cierre de las heridas:

    • Cierre primario: de forma inmediata.
    • Cierre primario retardado: entre 1 a 3 días después de la lesión, cuando todavía no ha aparecido el tejido de granulación y no existe infección.
    • Cierre secundario: después de la aparición del tejido de granulación. El tejido de granulación ayuda a controlar la infección y llena los defectos titulares. Un tipo especial de cierre secundario cuando no existe tejido redundante para llenar el defecto es la utilización de injertos cutáneos.
    • Cierre por segunda intención: se promueve el tejido de granulación, contracción y epitelización por medio de apósitos. En muchos casos es el mejor remedio para evitar dehiscencias inesperadas e infecciones.

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