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¿Cachorro, adulto o senior?


¿Cachorro, adulto o senior?

La mayor parte de cachorros con sus formas redondeadas y movimientos inseguros tiene un aspecto irresistible para muchas personas, pero ¿es  la mejor elección para todos? ¿Cómo influye la edad de adopción del perro en la relación con su propietario? Y ¿es verdad que un perro mayor no vuelve a formar vínculos afectivos con los nuevos propietarios? Este artículo te ayuda a reflexionar sobre la adopción de perros de diferentes edades.

Un cachorro, a menudo, quiere decir dedicación y paciencia porque necesita aprender todo: hacer sus necesidades en la calle, jugar de manera correcta, familiarizarse con una serie de personas y situaciones, diferenciar sus juguetes de los objetos de decoración de la casa y, en general, controlar su energía. Así que un cachorro no es la primera opción para personas que pueden dedicar poco tiempo a su educación. Además un cachorro no ha desarrollado todavía características definitivas y no se puede prever con precisión ni el tamaño ni el temperamento que tendrá de adulto. Por otro lado, un cachorro se puede adaptar con más facilidad al entorno doméstico especifico donde vivirá, y es una buena opción en casas donde ya viven otras mascotas. Además, al no haber tenido otros propietarios, se le pueden enseñar pautas claras desde el principio, sin correr el riesgo de entrar en conflicto con aprendizajes previos. Para adoptar un cachorro, la edad ideal es 7-8 semanas de vida, mientras que, para garantizar su correcto desarrollo, se aconseja evitar la separación demasiado temprana de la madre y de los hermanos.

En relación con perros adultos y mayores, no hay sorpresas sobre su tamaño, características físicas y temperamento: ya se sabe si el perro tiene tendencia a ladrar, si es tolerante hacia niños,  si es juguetón con otros perros, etc. Además un perro adulto, a menudo, ya sabe hacer sus necesidades en la calle y no suele tener la tendencia típica de los cachorros a explorar el ambiente con la boca, tendencia que suele acabar con algún destrozo en casa. Estas características convierten estos perros en una buena opción para propietarios con poca experiencia en criar cachorros. Con respecto al nivel de energía, un perro adulto joven puede ser todavía muy activo y adaptarse bien a propietarios que quieren realizar ejercicio físico con el perro, mientras que un perro más mayor suele ser menos activo y adaptarse mejor a otro tipo de propietario. Además, el hecho de haber vivido anteriormente con otras personas no influye sobre la posibilidad de perros adultos y mayores de formar fuertes vínculos afectivos con los nuevos propietarios.

Sin embargo, en algunos casos adoptar un perro adulto o mayor puede necesitar un cuidado especial: es el caso de los perros que han sido abandonados debido a problemas de comportamiento que podrían hacer más delicada su integración en el nuevo hogar. Además, los perros senior suelen tener menor expectativa de vida y, a menudo, necesitan más cuidados veterinarios y más inversión económica que perros más jóvenes.

Ningún perro es perfecto y cada decisión tiene sus pros y contras. Sin embargo, sea cachorro, adulto o mayor, un perro se puede convertir en un gran compañero de vida con el cual poder compartir momentos de cariño y diversión.