Bones Bones Bones Bones
Cuidar

Cuando el dolor es compartido, es la mitad del dolor

Cuando el dolor es compartido, es la mitad del dolor
Rosa

Rosa

Psicóloga, no le resultó fácil enfrentar su discapacidad

Bones

Bones

El perro que le ha cambiado la vida

“El corazón necesita un segundo corazón. La alegría compartida es doble alegría. El dolor compartido es la mitad del dolor”. Esto escribía el poeta alemán Tiedge hace algunos siglos y Rosa ha podido comprobarlo en su propia carne, cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple.
 

Rosa es psicóloga y está acostumbrada a tratar casos complicados pero aun así no le resultó fácil enfrentar su discapacidad. Bones, su perro, llegó en uno de los momentos más duros de su vida, pero también él traía cosas difíciles de superar: “A Bones lo encontraron abandonado en un estado lamentable. De ahí que se llama ‘bones’, por huesos. Si pesaba algo era por las garrapatas que tenía encima”, cuenta Rosa.


Bones
La alegría compartida es doble alegría


Juntos, tuvieron que enfrentarse a numerosos obstáculos desde el primer día. “Al principio fue difícil, Bones era un perro muy nervioso y mordía, pero se veía un fondo precioso. Hacía eso porque necesitaba decir que le habían pasado cosas malas. Era cuestión de tener paciencia”, relata Rosa. “Poco a poco intentamos encontrar el equilibrio. Fue un proceso muy bonito, de ir encajando el uno con el otro y de ayudarnos mutuamente. Para mí fue muy importante porque estaba pasando por un momento anímico muy malo y teníamos que salir los dos ayudándonos mutuamente”.
 

Bones ha dejado atrás la agresividad de los primeros meses y ahora es un perro muy cariñoso: “Cuando tengo momentos de mucho dolor se queda un rato conmigo y cuando sabe que necesito abrazarlo o acariciarlo, él dice ‘Venga, mímame, que sé que necesitas hacerlo’”.


Es un perro muy cariñoso
Bones


Rosa afirma que Bones no solo la ha ayudado a enfrentar sus días más grises, sino que también le ha permitido cambiar su perspectiva del mundo: “Mi perro me ha cambiado la vida, incluso en cómo priorizo las cosas. Antes solo trabajaba y trabajaba y no me importaba nada más. Ahora todo tiene un ritmo distinto, porque le das importancia a cosas que no tienen que ver contigo. Compartir el tiempo con otro ser que te quiere y al que tú quieres, es maravilloso”.
 

Todo corazón necesita otro corazón, ya sea el de una persona o el de un perro. Rosa y Bones, después de tantos dolores compartidos, hoy disfrutan de sus pequeñas alegrías cotidianas, por partida doble.


EN ESTA HISTORIA