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El hada madrina de las perras

El hada madrina de las perras
Mercedes

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Dedica su vida a perritas olvidadas

Mía

Mía

Una chihuahua de 15 años

A la hora de escoger una mascota, hay tantos motivos y deseos como personas. Algunos se enamoran a primera vista sin explicación aparente, otros buscan la personalidad y cualidades particulares de una raza, y hay quienes escogen a su perro a partir de una foto. Mercedes tiene muchas perras, y las ha escogido a todas “por viejas o por enfermas”, explica. “Mucha gente quiere cachorros o perros bonitos. A mí me despiertan más ternura los perros que nadie quiere”.


La más anciana es Mía, una chihuahua de 15 años que tiene leishmaniasis y nadie quiso llevarse a casa por Navidad. También están Vicky y Esther, que fueron desechadas por los criadores porque ya no podían tener más camadas y Lola, que padece una grave epilepsia y todas las personas que la adoptaban la devolvían al producirse la primera crisis. A Gala tampoco nadie la quería adoptar porque se había quedado sin dientes. Gracias a la dedicación incansable de Mercedes, estas Cenicientas se han convertido en verdaderas princesas.


Mía
Me despiertan más ternura los perros que nadie quiere


El día comienza muy temprano en casa de Mercedes. “A las seis de la mañana dos de las perritas empiezan a ladrar como diciéndome ‘¡Baja ya!’”, cuenta. “Me arreglo un poco y lo primero que hago es el desayuno para ellas, después les doy las medicinas y, después, desayuno yo”. A media mañana les lava los ojos con manzanilla para prevenir infecciones y las cepilla meticulosamente, sobre todo a las que tienen el pelo largo, para prevenir los nudos.


Más tarde llega la hora del baño y en invierno tiene que dedicar tres mañanas enteras a bañarlas y a secarlas una a una con un secador de pelo. “Cuando se acaba el baño tengo un montón de toallas para lavar y secar, claro”, cuenta Mercedes riendo. En el lavadero también se acumulan sábanas y mantas minúsculas, porque cada perra tiene su propia camita: “Para ellas la higiene es fundamental. Yo vivo en la planta de arriba y ellas tienen sus camitas en la planta de abajo. Todos los días limpio su sitio y la terraza en donde juegan”.


Para mí eso no tiene precio, es mi mayor recompensa
Mercedes


Pero las perras no solo requieren dedicación sino que también ofrecen innumerables satisfacciones cotidianas. Uno de los momentos que más disfruta Mercedes es llevarlas a la peluquería y volver a casa con sus perras todas coquetas y bonitas. Otro momento inolvidable fue la última Navidad, cuando las perras llevaron gorritos de Papá Noel y vestidos verdes y rojos que ella misma confeccionó, para alegría de toda la familia.


Para Mercedes lo más gratificante es “recoger animales que no han recibido afecto en la vida, ver que están tristes y que tienen mucho miedo, pero que después cambian y evolucionan positivamente. Para mí eso no tiene precio, es mi mayor recompensa”.


Mercedes no se arrepiente ni un instante de dedicar su vida a estas perritas olvidadas y rechazadas por el mundo. Quien la conoce no puede evitar pensar que es una especie de hada madrina para estos animalitos. Nos lo confirma ella misma cuando dice que el mejor piropo que le han regalado fue: “si hay cielo de perros, el día que te mueras te llevarán con ellos”.


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