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En la prehistoria ya amábamos a los perros


En la prehistoria ya amábamos a los perros

Cada vez se conocen más detalles sobre la estrecha relación entre el ser humano y los perros. Esta vez han sido el investigador canadiense Robert Losey y su equipo, los que acaban de publicar las conclusiones de su investigación sobre las sepulturas caninas de la región del lago Baikal, en el sur de Rusia.

En esta zona se hallaron los restos caninos más antiguos que se conocen, con una antigüedad de 30.000 años. El análisis de diversas sepulturas de perros y seres humanos de aproximadamente 8.000 años de antigüedad, pone de manifiesto que los perros no eran simples animales de trabajo, sino también amigos del hombre, como en la actualidad.

Se han encontrado perros cuidadosamente enterrados con joyas alrededor del cuello, a menudo junto a cadáveres humanos. En ocasiones incluso se enterraba a la persona con un perro a cada lado. Junto a los perros aparecen con frecuencia otros objetos como ornamentos, cucharas y cuchillos.

El hombre de aquella época era cazador-recolector e ingería mucho más pescado que carne, lo cual refuerza la idea de que los perros eran más mascotas y compañeros que una ayuda para la caza. Además, todos los perros del hombre cazador-recolector tenían un aspecto parecido a las variedades de husky de gran tamaño, no demasiado alejado del actual husky siberiano.

Losey afirma que “los cazadores y recolectores estudiados consideraban a los perros casi como sus iguales, incluso a nivel espiritual. En aquella época, el perro era el único animal que convivía con el hombre, así que resulta probable que conocieran a cada uno de los ejemplares individualmente, lo cual no sucedía con ningún otro animal. Aquellas personas los consideraban seres únicos y especiales”.

Y es que, al parecer, el amor que el ser humano siente hacia el perro tiene una larguísima historia detrás.