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Las travesuras de Calçot

Las travesuras de Calçot
Anabel

Anabel

No puede concebir su vida sin su perro

Calçot

Calçot

Un huracán, muy alegre y vital

En períodos de melancolía, no hay nada mejor que un perro travieso que nos cargue las pilas y nos haga sonreír. Y si lo tenemos todos los días entre nosotros, nuestra vida puede llegar a dar un giro radical. Eso es lo que le pasó a Anabel cuando Calçot se convirtió en su mascota.
 

La pasión por los animales era una herencia de familia así que un buen día decidió visitar a un criador de perros y sintió un flechazo instantáneo. Un cachorrito golden retriever de color tostado le robó el corazón. “Me empezó a morder los cordones y yo me dije: “¡Qué me elija a mí!”. Yo ya no pude evitarlo...”, cuenta Anabel.
 

Calçot llegó a casa dos meses antes de la separación de Anabel. “Mi familia dice que eso resultó crucial porque me dio las fuerzas necesarias para tomar la decisión”, dice. “Fue como mi bastón. Me alegraba, me llenaba de vitalidad y con el tiempo me ha ayudado a reconstruir mi vida”.


Calçot
Con el tiempo me ha ayudado a reconstruir mi vida


Aunque en realidad los métodos de Calçot para animarla eran, cuanto menos, poco ortodoxos. Durante una época estuvo desenterrando todas las flores de las macetas así que cuando Anabel regresaba a casa tenía un jardín esparcido por el suelo. Y es que este golden retriever tiene una auténtica vocación de rastreador. “Mi perro está siempre escarbando. Si le dejase llevarse todas las piedras y las piñas que encuentra yo creo que ya podría haberme construido una casa con ellas”, cuenta Anabel.
 

El problema es que a Calçot también le pierden los bocadillos. “Ahora que se han puesto de moda, le gustan mucho los shawarma y los falafel. En el parque que hay enfrente de casa, en verano, hay mucha gente joven que se lleva el bocadillo para comérselo ahí”, relata Anabel. “Pues la última vez que estábamos en el parque me despisté y Calçot, con un morro que se lo pisa, le robó el bocadillo de queso a una chica que estaba leyendo un libro y salió corriendo con él en la boca.”
 


Es un torbellino de amor
Calçot


Anabel ya no puede concebir su vida sin su perro y, por supuesto, también pasa las vacaciones entre perros. “Cuando me voy los fines de semana, y si no son viajes largos y pesados, me lo suelo llevar. Yo digo siempre que somos un pack, mi perro y yo. Cuando ve la maleta, ya se prepara.”


Anabel define a Calçot como: “Un huracán. Es muy alegre y vital: ¡incansable! Tiene una energía que no se le acaba nunca. Es un torbellino de amor”. Desde que llegó Calçot, sus días grises pasaron a formar parte del pasado.


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