Aitor Aitor Aitor Pedro y Aitor
Vínculo Cuidar

Pedro y Aitor, sembrando esperanza

Pedro y Aitor, sembrando esperanza
Pedro

Pedro

Jardinero y rescatista voluntario

Aitor

Aitor

Pastor alemán, le acompañó durante trece años

Pedro Frutos es jardinero y Aitor, un pastor alemán que le acompañó durante trece años. Pedro y Aitor no son un amo y un perro como todos los demás. Juntos participaron en más de 600 rescates en Cataluña y en 12 terremotos en diferentes partes del mundo. Allí, entre casas destruidas, historias de vidas rotas y cortinas de polvo, Aitor buscaba el latido de un corazón o perseguía un rastro, un indicio esperanzador, que le llevase a un cuerpo con vida.


Pedro comenzó como rescatista voluntario y comprendió muy pronto que el entrenamiento de Aitor era esencial para ganar efectividad en los rescates. Por eso invirtió hasta el último de sus recursos en el cuidado y la preparación de su perro.


Siempre que fue necesario, Aitor estuvo ahí
Siempre que fue necesario, Aitor estuvo ahí


Juntos volaron a Turquía para ayudar en el terrible terremoto que asoló el país. Nada más llegar, se toparon con un imán que buscaba a sus dos hijas entre los escombros. Pedro le ofreció ayuda, pero el hombre la rechazó. “Estuvimos una hora y media esperando bajo la lluvia, hasta que, desesperado, pedí ayuda a un intérprete”, explica Pedro. “Si nos deja diez minutos, encontraremos a sus hijas”, dijo el traductor al imán. “No te doy diez minutos, solo tienes cinco”, respondió inmutable el anciano. Todos se apartaron y Pedro dio la orden a Aitor que, en tan solo un minuto, consiguió encontrar a las niñas.


“Siempre que fue necesario, Aitor estuvo ahí”, cuenta Pedro con emoción. “Jamás una queja, con lluvia, con viento, después de dieciséis horas de avión sin comer ni beber, siempre estaba dispuesto para salir a trabajar”. Aitor actuó en catástrofes terribles, como lo fue el terremoto de Haití, y nunca abandonó a aquellos a los que solo les quedaba un ápice de esperanza. Y es que el rescate se había convertido en su razón vital. Nada podía pararlo cuando buscaba víctimas entre los escombros. Tampoco a Pedro.


La vocación del jardinero echó unas raíces tan profundas que decidió fundar una ONG con los medios que tenía a su alcance. “Damos formación a grupos de todo el mundo. Dejamos muy claro que este no es un camino fácil, es un camino de sacrificio”, afirma Pedro. “Quien quiera dedicarse a esta tarea debe entrenarse duro, entregarse en cuerpo y alma”.


Quien quiera dedicarse a esta tarea debe entrenarse duro
Quien quiera dedicarse a esta tarea debe entrenarse duro


Cada vez que Pedro y Aitor volvían al jardín de casa, la desgracia quedaba atrás. Pero sus ojos habían registrado imágenes difíciles de olvidar. “He visto cosas increíbles. A veces se me caían lágrimas como puños. Pero teníamos que continuar”, cuenta Pedro. “En esos momentos, Aitor siempre venía a mi lado. Se tumbaba junto a mí como diciendo ‘Yo no te molesto, pero estoy aquí’”.


Aitor se jubiló después de once años y medio de labor incansable. En 2012 recibió el premio de la Fundación Affinity al “Perro Excepcional” del año. Pedro y su familia le brindaron una vida tranquila y repleta de cariño hasta su muerte a los trece años de edad. Aitor descansa en el jardín de su casa, desde donde Pedro, todavía hoy, sigue sembrando brotes de esperanza para los que lo han perdido todo junto a Abu, su nuevo perro de rescate.


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