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    Alzheimer en perros: fisiopatología, diagnóstico y tratamiento

    El Alzheimer en perros, conocido como Síndrome de Disfunción Cognitiva, es una enfermedad que muchas veces no es diagnosticada correctamente debido a las manifestaciones inespecíficas que presenta, por lo que realizar un adecuado estudio clínico es imprescindible para obtener un buen diagnóstico.

    Fisiopatología del Alzheimer en perros

    El síndrome de disfunción cognitiva es el proceso degenerativo por el cual aparecen cambios a nivel cerebral en el perro geriátrico que se manifiestan mediante cambios conductuales, entre otros, que condicionan la calidad de vida del paciente.

    La sucesión de cambios bioquímicos y estructurales que afectan al cerebro del perro, incluyen:

    • Reducción de la materia gris.
    • Reducción de la materia blanca.
    • Acumulación de sustancia beta-amiloide: dilatación de surcos y retracción de las circunvoluciones.
    • Deterioro de la neurogénesis.
    • Reducción de neurotransmisores como acetilcolina, dopamina o serotonina en más del 50 %.

    Todos estos hallazgos están asociados a animales geriátricos de más de 8 años de edad, de tal manera que entre el 14 y el 38 % de los perros se ven afectados por esta patología.

    El cuadro clínico se caracteriza por una alteración de la capacidad para obtener información, procesarla, retenerla y desarrollar acciones, las cuales se pueden percibir mediante cambios de comportamiento.

    Diagnóstico del Alzheimer en perros

    En primer lugar, hay que tener en cuenta que el diagnóstico de la disfunción cognitiva asociada a la edad se realiza por exclusión de otras patologías, por lo que es necesario realizar una anamnesis exhaustiva para conocer todos los detalles de la rutina del paciente, ya que el diagnóstico diferencial es muy extenso.

    Se debe de enfocar la anamnesis en los detalles diarios del animal, como alteraciones en las actitudes sociales, incapacidad para retener o memorizar órdenes complejas, cambios en el ciclo de sueño, comportamientos de agresividad, cambios en la acción de alimentación y desorientación, entre otros, para poder asociar estos cambios con la enfermedad degenerativa.

    El profesional veterinario debe realizar una exploración física y neurológica completa para poder reconocer cualquier signo clínico que suponga una reducción de la memoria, así como la ejecución de test cognitivos mediante circuitos o desplazamiento de objetos para enfocar el diagnóstico.

    Las pruebas diagnósticas por imagen se emplean para descartar otras alteraciones ligadas a trastornos de la capacidad resolutiva de los animales, tales como hidrocefalia o tumores intracraneales. Para ello, pueden emplearse técnicas como la tomografía computerizada (TC), resonancia magnética (RM) o tomografía por emisión de fotón único (SPECT).

    Por último, en medicina humana se han empleado biomarcadores que actúan en el desarrollo fisiopatológico de la enfermedad para la detección precoz del Alzheimer. No obstante, en medicina veterinaria todavía este aspecto está en fase de estudio y no tiene una repercusión notoria en la clínica actual.

    Tratamiento

    Puesto que los trastornos cognitivos degenerativos no tienen cura, la terapéutica va dirigida a mejorar la calidad de vida del animal y su familia, así como a retrasar el avance de los signos clínicos.

    Entre estas medidas terapéuticas, se pueden encontrar:

    • Terapia de comportamiento: mantenimiento de una rutina diaria continua y simple, donde el propietario dará órdenes sencillas al perro, reducirá los tiempos de los paseos, aplicará técnicas de adiestramiento en positivo y disminuirá los estímulos de estrés a los que pueda estar sometido el perro.
    • Terapia alimenticia: realizar un cambio de dieta para que sea rica en antioxidantes como la vitamina C, vitamina E, beta-carotenos, flavonoides y carotenoides, además de contener aceites ricos en triglicéridos de cadena larga, para la estimulación de la función mitocondrial. La gama Advance Senior ha sido especialmente formulada para dar respuesta a estas necesidades del perro anciano.
    • Terapia medicamentosa: existen diversos fármacos que producen vasodilatación a nivel cerebral, como es el caso de la nicergolina o la propentofilina. Otros principios activos, como la selegilina, han sido aprobados como tratamiento específico contra el síndrome de disfunción cognitiva en perros debido a su acción de incremento de receptores de dopamina. No obstante, la mayoría de medicamentos se encuentran en fase de estudio actualmente.

    Conclusión

    La disfunción cognitiva asociada a la edad, también conocido como Alzheimer en perros, es una enfermedad que se puede encontrar con cierta frecuencia en animales mayores de 8 años. Aunque el cuadro clínico es inespecífico, un diagnóstico precoz y una combinación de los tratamientos disponibles en la actualidad pueden mejorar la calidad de vida de la mascota y reducir el proceso de degener.

    Descarga el informe: Dermatitis atópica canina