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    Displasia en pastor alemán: Síntomas, tratamiento y prevención

    La displasia en el pastor alemán es una enfermedad degenerativa que suele causar osteoartritis. Aunque tiene una causa genética, los factores ambientales también desempeñan un papel importante en su desarrollo. El tratamiento suele ser conservador, aunque en algunos casos se recomienda la cirugía.

    La displasia de cadera es una enfermedad degenerativa provocada por una malformación de la articulación coxofemoral. Suele aparecer a partir de los 5 o 6 meses de edad del perro, generalmente en las razas grandes. De hecho, la displasia en el pastor alemán es una de las enfermedades más comunes de esta raza.

    Debido al estrés mecánico, es habitual que se produzca una inflamación y debilitación de la articulación y los tejidos periarticulares, razón por la cual la displasia suele producir cambios degenerativos de osteoartrosis.

    El riesgo de desarrollar osteoartrosis es mayor en el pastor alemán, según reveló un estudio publicado en la Journal of the American Veterinary Medical Association 1. Se estima que la probabilidad de desarrollar osteoartritis es casi 5 veces mayor en el pastor alemán que en otras razas de tamaño similar, como revelaron investigadores de la Universidad de Pennsylvania 2.

    Causas de la displasia de cadera en los perros jóvenes

    La displasia de cadera es más común en el pastor alemán debido a que se trata de una raza grande cuyo esqueleto inmaduro, con una mineralización y calcificación tardías, debe soportar un rápido crecimiento del peso y volumen corporal. No obstante, un cachorro que no tenga los genes de la displasia, no desarrollará la enfermedad.

    En la aparición de la displasia de cadera también influyen otros factores, como realizar ejercicio físico de alto impacto durante la etapa de crecimiento, una alimentación inadecuada y, por supuesto, el sobrepeso. Se estima que los factores ambientales son los responsables del 50% de la variación de la severidad de la displasia de cadera, según una investigación del Royal Veterinary College de Estocolmo 3.

    Síntomas de la displasia de cadera

    Cuando se produce una subluxación de la cabeza del fémur respecto al acetábulo de la cadera, uno de los síntomas más visibles es la falta de fijeza del perro al caminar, lo cual se traduce en un ligero balanceo de la parte posterior y un andar más lento. También es común que el perro cambie su manera de correr y avance con las dos patas posteriores al mismo tiempo, lo que se conoce como “salto de conejo”.

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    Cuando la displasia de cadera produce osteoartrosis, el animal puede experimentar dolor, sobre todo después del ejercicio. Esto hará que el perro sobrecargue la parte anterior, liberando la posterior. El problema es que al limitar los movimientos terminará sufriendo una atrofia muscular del tercio posterior que agravará aún más los síntomas.

    En muchos casos esta sintomatología se refleja en cambios de humor repentinos del can, que puede volverse más agresivo o, al contrario, más apático. Es común que no tenga ganas de jugar y se resista a salir a pasear.

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    Tratamiento de la displasia en el pastor alemán

    En algunos casos, entre los 8 y los 11 meses de edad, los síntomas de la displasia en el pastor alemán pueden disminuir o incluso desaparecer, aunque el problema permanece y más tarde suelen aparecer síntomas de artrosis.

    El tratamiento conservador de la displasia de cadera se basa en el uso de condroprotectores para reducir la incidencia de artrosis y proteger el cartílago articular. Cuando hay dolor, se puede recurrir a los antiinflamatorios naturales, así como a dietas formuladas para mejorar la movilidad. Si no brindan buenos resultados se pasa a los AINEs.

    En algunos casos, sobre todo cuando el perro es joven y para disminuir la probabilidad de que se produzca una artrosis coxofemoral secundaria, se puede valorar el uso de métodos quirúrgicos como la escisión del músculo pectíneo, artroplastia de la cabeza femoral, osteotomía periacetabular o forage. La prótesis de cadera solo se utiliza en los casos más graves y cuando el periodo de desarrollo haya terminado.

    También se recomienda que el can mantenga un peso saludable y practique con regularidad ejercicio de bajo impacto para fortalecer el tren muscular posterior. La fisioterapia sirve para fortalecer la musculatura, reducir el dolor y eliminar las posturas compensatorias inadecuadas y las posiciones antálgicas

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    Prevención y tratamiento dietético de la displasia de cadera

    El periodo más crítico para la aparición de la displasia de cadera es entre los 3 y 8 meses. En esta etapa se recomienda que el can realice ejercicio físico a diario, pero de intensidad moderada. También es esencial que mantenga una dieta hipocalórica para evitar el sobrepeso.

    Articular Care es una buena opción ya que se trata de un alimento dietético completo y equilibrado que mejora la movilidad en el 82% de los casos en apenas 2 meses. No solo reduce el desgaste del cartílago articular sino que también contribuye a su regeneración y ayuda a controlar la respuesta inflamatoria. Reduced Calorie es otra alternativa hipocalórica para mantener bajo control el peso del can y a la vez proteger sus articulaciones. Finalmente, Articular Senior es una dieta especialmente formulada para los perros ancianos con problemas articulares.

    Referencias Bibliográficas:

    1.     Smith, G. K. et. Al. (1995) Evaluation of risk factors for degenerative joint disease associated with hip dysplasia in dogs. Journal of the American Veterinary Medical Association; 206(5): 642-647.

    2.     Smith, G. K. et. Al. (2001) Evaluation of risk factors for degenerative joint disease associated with hip dysplasia in German Shepherd Dogs, Golden Retrievers, Labrador Retrievers, and Rottweilers. Journal of the American Veterinary Medical Association; 219(12): 1719-1724.

    3.     Henrigson, B. et. Al. (1966) On the Etiology and Pathogenesis of Hip Dysplasia: a Comparative Review. Journal of Small Animal Practice; 7(11): 673-688.

    4.     Corr, S. (2007) Hip dysplasia in dogs: treatment options and decision making. In Practice; 29, 66-75.

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