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    Hernia perineal en perros. Transposición del músculo obturador interno

    La hernia perineal en perros es un problema que aparece fundamentalmente después de los 7 años, de vida, sobre todo en los animales no castrados. La transposición del músculo obturador interno es una de las técnicas quirúrgicas que se utiliza para corregir este problema. Descubre su tasa de recurrencia y las principales complicaciones post operatorias.

    La hernia perineal en perros está causada por un debilitamiento del diafragma muscular de la pelvis que, en condiciones normales, debería cumplir su función de soporte rectal e impedir que el contenido abdominal invada el recto. El síntoma más evidente es un abultamiento lateral o ventral   junto al ano, a uno o ambos lados.

    Este problema es más común a partir de los 7 o 9 años de vida, sobre todo en los perros no castrados. De hecho, los machos representan un 98,2% de los casos. En las hembras este problema es menos frecuente porque tienen un diafragma pélvico más firme para resistir el esfuerzo que representa el parto. Algunas razas tienen una mayor predisposición a padecer hernia perineal, fundamentalmente las de cola corta.

    La cirugía como tratamiento de elección para la hernia perineal

    El tratamiento conservador para la hernia perineal en perros no suele brindar buenos resultados a largo plazo. Por eso, el tratamiento de elección es la cirugía, con excelentes resultados.

    Para la corrección quirúrgica de la hernia perineal se aplican diferentes técnicas, como el reposicionamiento anatómico y la síntesis de los músculos elevador del ano y coccígeo o la transposición del músculo obturador interno, del músculo glúteo superficial o del músculo semitendinoso y la división anal. La implantación de mallas es una técnica utilizada pero con riesgo de complicaciones, como la infección. Se utiliza en los casos más graves y crónicos. Pueden requerir un segundo abordaje abdominal para la realización de una colopecsia y cistopecsia para evitar futuras complicaciones y conseguir mejores resultados. En la intervención quirúrgica se sutura el colon y la vejiga a la pared abdominal para disminuir las probabilidades de recidiva o de que se produzca un atrapamiento de estos órganos. Además, se recomienda castrar al perro para reducir el riesgo de reaparición de la hernia.

    Eficacia de la transposición del músculo obturador interno

    Entre todas las técnicas quirúrgicas para solucionar la hernia perineal en perros, muchos cirujanos prefieren la transposición del músculo obturador interno a la técnica tradicional, como reveló un estudio realizado en la Universidad de Extremadura1. De hecho, esta técnica permite un buen cierre de la hernia, somete a una menor tensión la región perineal, minimiza el desvío anatómico del músculo esfínter anal externo y facilita la correcta oclusión ventral del diafragma pelviano.

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    Un estudio realizado en la Universidad Estatal de Utrecht2 con 100 perros reveló que la tasa de recidiva era de apenas el 5%, aunque el 45% de los pacientes que se sometieron a una variante de la transposición del músculo obturador interno sufrieron complicaciones post operatorias. La más habitual fue la infección, seguida en menor medida por la incontinencia fecal y la fístula perineal. No obstante, los investigadores apuntan que la incontinencia fecal es más bien una complicación de la hernia perineal y no del tratamiento propiamente dicho.

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    Otra investigación más reciente, llevada a cabo en la Universidad Estatal de Colorado3, analizó de manera retrospectiva el resultado de la transposición del músculo obturador interno en 34 perros con hernia perineal. A cada paciente se le asignó una puntuación teniendo en cuenta los signos clínicos preoperatorios y postoperatorios. El tiempo de seguimiento medio fue de 345 días, durante el cual se valoró la tasa de complicaciones y de recurrencia.

    Tras un año de la cirugía, el 51,2% los perros no presentaron complicaciones. El 29,4% de los pacientes no corrieron con la misma suerte. La complicación más habitual fue el tenesmo, que los investigadores consideran como un factor de riesgo para una recidiva. Le siguieron la disquecia, infección del tracto urinario e impactación fecal. En menor medida, también se apreció estranguria, hematoquecia, diarrea, incontinencia urinaria y megacolon.

    En el estudio, 3 perros desarrollaron una hernia perineal en el lado contralateral entre 35 y 95 días tras la operación, pero al cabo de un año la tasa de recurrencia se elevó al 27,4%.

    Como cabe esperar, la tasa de recidiva de la hernia perineal en perros y las complicaciones post operatorias dependen de numerosos factores, desde los errores en el aislamiento de las estructuras anatómicas hasta una colocación incorrecta de suturas, sin olvidar el tiempo de evolución del problema, el tipo de contenido herniario y la presencia de otras enfermedades.

    Referencias Bibliográficas:

    1.     Ramírez, A. et. Al. (2015) Hernia perineal en el perro, un estudio de prevalencia de 81 casos Perineal hernia in the dog, a prevalence study of 81 cases. Arch Med Vet; 47: 71-75.

    2.     Sjollema, B. E. & van Sluijs, F. J. (1989) Perineal hernia repair in the dog by transposition of the internal obturator muscle. II. Complications and results in 100 patients. Vet Q; 11(1): 18-23.

    3.     Shaughnessy, M. & Monnet, E. (2015) Internal obturator muscle transposition for treatment of perineal hernia in dogs: 34 cases (1998-2012). J Am Vet Med Assoc; 246(3): 321-326.

     

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