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    Invertir en máquinas e instrumental veterinario: coste fijo necesario

    El instrumental veterinario y las máquinas diagnósticas que tenemos en nuestros centros son una parte importante de nuestras inversiones y requieren ser renovados periódicamente para que sigan funcionando sin problemas y podamos dar el mejor servicio a nuestros clientes.

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    Sin embargo, tenemos que buscar un equilibrio para que los costes fijos que generan las amortizaciones de nuestros equipos e instrumental veterinario no supongan un problema para la economía de nuestro negocio: hay que hacer números y tener muy claro cuánto vamos a usar realmente un nuevo equipo, ¿tendremos suficiente demanda de utilización del nuevo instrumental veterinario o será más rentable remitir a los pacientes que lo necesiten a un centro de especialidades donde cuenten con esos equipos? O, buscando una solución intermedia: ¿contratamos a un especialista que cuente con sus propios equipos y que se desplace hasta nuestro centro veterinario con ellos?

    Amortización del instrumental veterinario

    La inversión en maquinaria de diagnóstico y otro instrumental similar entra a formar parte del inmovilizado material de la empresa y supone un coste fijo para nuestra cuenta de resultados en forma de amortización.

    ¿Qué representa la amortización de un equipo? La pérdida de valor o depreciación que sufre con el paso del tiempo y el uso. A efectos contables, supone la acumulación de un fondo teórico que debería alcanzar el coste del equipo nuevo que sustituya al que ya tenemos cuando este último ya no nos resulte útil, por obsoleto o por el desgaste sufrido por su utilización.

    Cálculo de la cuota de amortización del instrumental veterinario

    Hay diversos métodos para calcular la amortización de un activo, pero el más simple es el de la amortización lineal con cuota fija. Es decir, fijar un número de años para amortizar el activo y dividir la inversión entre ese número de años. Cuando se trata de un equipo con un valor residual (por ejemplo, un ecógrafo que se pueda vender de segunda mano) también e incluye en el cálculo mediante la siguiente fórmula:

    Cuota de amortización =  (V0 – Vr) / n

    (V0: inversión inicial; Vr: valor residual; n: años en los que se amortiza el equipo)

    Hay que ser realistas cuando se calcula la cuota de amortización: no podemos acortar el periodo de amortización de forma que nuestras cuentas no permitan cubrir las cuotas, por una parte, y no podemos alargar el periodo de amortización más allá del tiempo máximo razonable que sabemos que podremos utilizar el equipo o instrumental que estamos amortizando. Además, hay que plantearse la posibilidad de que el valor residual sea cero. No conviene pecar de optimista cuando se calculan las cuotas de amortización de nuestro instrumental veterinario, así nos evitaremos problemas.

    Además del sentido común y de lo que nos permita nuestra cuenta de resultados, también tenemos que atenernos a la legislación vigente cuando planteemos la cuota de amortización de uno de nuestros equipos. Según la Ley 27/2014, de 27 de noviembre, del Impuesto sobre Sociedades, los “Equipos médicos y asimilados” pueden tener un coeficiente lineal de amortización máximo anual del 15 % y el periodo de amortización no puede ser superior a 14 años.

    Un ejemplo práctico:

    Compramos un equipo de ecografía que nos cuesta 14.000 euros y que amortizaremos en 6 años. A los seis años lo venderemos de segunda mano y estimamos que el precio que podremos pedir rondará los 5.000 euros.

    Cuota de amortización = (14.000 - 2.000) / 10 = 1.200 euros/año

    Recuerda: ¿el nuevo ecógrafo te va a generar al menos 1.200 euros extra de ingresos al año? Si no es así, no lo compres…

    ¡No mezclar costes fijos y costes variables!

    Puede parecer una perogrullada, pero recuerda tener mucho cuidado con no mezclar costes fijos y  variables: una cosa es el equipo e instrumental veterinario que adquieres y vas a utilizar durante varios años (ecógrafo, aparato de rayos X, TAC, aparatos de laboratorio…) y otra es el material que utilizas y “gastas” al dar servicio a tus clientes.

    El instrumental veterinario que vas a usar durante varios años se incluye, a través de las amortizaciones, en los costes fijos de tu cuenta de resultados; el material veterinario que vas utilizando en tu labor diaria, lo que llamamos en muchas ocasiones “fungibles”, entra dentro del capítulo de costes variables. Es fundamental saber dónde meter cada gasto para que sepas calcular con exactitud el punto de equilibrio de tu negocio.

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