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    Luxación de rótula en gatos: clasificación y pautas de tratamiento

    A pesar de la gran cantidad de información disponible en el perro, todavía hay pocas publicaciones sobre la luxación de rótula en gato.1-3

     

    Introducción

    Tradicionalmente, y al contrario de lo que ocurre en el perro, la luxación de rótula en gato se consideraba un proceso poco frecuente;1-5 sin embargo, una publicación reciente ya la describe como un problema común.6 

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    A efectos de manejo, es importante no olvidar que “los gatos no son perros pequeños” y tener en cuenta que existen diferencias anatómicas significativas entre las rodillas de ambas especies.

    Etiopatogenia de la luxación de rótula en gato

    Comparada con la rótula del perro, la del gato es más ancha en sentido medio-lateral en relación al surco troclear, y más aplanada en sentido cráneo-caudal. Esto resulta en una cierta laxitud fisiológica en la articulación femororrotuliana, que ha llevado a que la subluxación de rótula se considere un hallazgo normal en esta especie.1,3

    La luxación de rótula en gato puede tener un origen traumático o ser una enfermedad del desarrollo, siendo este último origen el considerado más frecuente en la actualidad.3,6 Se ha descrito que razas como el Devon Rex y los gatos abisinios pueden estar predispuestos a presentar luxación de rótula. Aunque la patogenia no se conoce bien, se ha propuesto que su desarrollo puede tener que ver con la existencia de una hipoplasia congénita del cóndilo femoral medial, con un surco troclear poco profundo o con la displasia de cadera.1,5,6

    Si quieres ampliar la información sobre este tema, no te pierdas el webinar "Ortopedia felina: ¿los gatos son perros pequeños?" de la Dra. Nuria Vizcaíno.

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    Presentación clínica de la luxación de rótula en gato

    La presentación clínica más frecuente de la luxación de rótula en gato es en su forma medial y con carácter bilateral, aunque también pueden verse casos de presentación unilateral y con luxación lateral.1,6

    Los signos clínicos asociados a la luxación de rótula en el gato incluyen:

    • Bloqueo intermitente de la rodilla tras su extensión y cambios en la marcha (arrastrar el miembro afectado o caminar agachado).
    • La cojera no es un hallazgo constante, y su severidad no guarda relación con la severidad de la luxación.1
    • Aunque la osteoartritis no se considera un hallazgo muy frecuente, puede estar presente en animales con luxación grave.
    • Al contrario que en el perro, en el gato no parece haber una asociación entre luxación de rótula y rotura del ligamento cruzado craneal.1,4
    • En cualquier caso, también es posible que la luxación no se asocie con signo clínico alguno y que el diagnóstico sea un hallazgo incidental durante una visita rutinaria.1,3 

    Clasificación de la luxación de rótula en gato

    Desde el punto de vista clínico, la severidad de la luxación de rótula en gato se establece en base a los mismos criterios usados en el perro.4

    • Grado 1: la rótula se puede luxar manualmente, pero vuelve a su posición normal al liberar la presión.
    • Grado 2: la rótula puede luxarse manualmente o al flexionar la rodilla, permaneciendo luxada hasta que se extiende la rodilla o se reposiciona manualmente.
    • Grado 3: la rótula está luxada permanentemente, pero se puede reposicionar manualmente. Al eliminar la presión se vuelve a luxar nuevamente.
    • Grado 4: la luxación es permanente y no es posible el reposicionamiento manual. 

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    Tratamiento de la luxación de rótula en gato

    Al igual que en el perro, el tratamiento de la luxación de rótula en gato puede ser médico (analgésicos/antiinflamatorios y reposo) o quirúrgico.

    En general, se podría pensar que el tratamiento conservador estaría más indicado en gatos con luxaciones de bajo grado y cuadro clínico leve, mientras que la corrección quirúrgica de la luxación se reservaría para pacientes con luxaciones y cuadros clínicos más severos, pero el criterio no es unánime.

    En el pasado, algunos autores llegaron a desaconsejar el tratamiento quirúrgico de la luxación de rótula en gato por el riesgo de provocar deformidades en la porción proximal de la tibia, afirmando que se obtenían mejores resultados con el manejo conservador.7

    De modo más reciente otros autores han recomendado aplicar inicialmente tratamiento conservador en todos los casos antes de considerar cirugía (sobre todo, si la cojera ha estado presente durante menos de 2 meses). En cualquier caso, estos mismos autores consideran que en gatos en los que se considera necesaria la cirugía, si se usa la técnica adecuada, el pronóstico es en general, favorable.1 Respecto a la deformidad tibial, ha sido verificada radiológicamente en gatos sometidos a trasposición de la cresta tibial, pero no parece clínicamente relevante.1

    Normalmente en el gato se usan las mismas técnicas que en los perros: surcoplastia troclear, trasposición de la tuberosidad tibial, imbricación y/o liberación de tejidos blandos en la zona, y osteotomías femorales correctoras. Estos procedimientos pueden combinarse en una misma rodilla para lograr una articulación estable.3 Con estás técnicas se han reportado excelentes resultados en alrededor del 74% de los pacientes. En el 26% restante pueden esperarse complicaciones; que son leves en el 6% de los casos, y moderadas/graves en el 20% (incluyendo 5% de reluxación).1,3

    Las diferencias anatómicas entre la rótula del perro y la del gato pueden tener que ver con la falta de estabilidad articular reportada en algunos casos tras la realización de una surcoplastia troclear. Ello ha llevado al desarrollo y aplicación de otras técnicas quirúrgicas específicas para el gato, como la patelectomía parasagital parcial y más recientemente la colocación de prótesis de polietileno en el surco troclear.2,6

    Conclusiones

    A pesar de que la prevalencia de luxación de rótula en gato es menor que en perro, el clínico no debería obviar este posible diagnóstico en pacientes con cojera de miembro posterior. Por otra parte, y aunque no se dispone de muchos estudios al respecto, pudiera ser recomendable un manejo inicial conservador en la mayoría de casos. En pacientes que deban ser sometidos a cirugía, es importante tener en cuenta las diferencias anatómicas de la rodilla del gato con la del perro.

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    Bibliografía
    1. Loughin CA, Kerwin SC, Hosgood G, et al. (2006). Clinical signs and results of treatment in cats with patellar luxation: 42 cases (1992-2002). J Am Vet Med Assoc; 228:1370-1375.
    2. Rutherford L, Arthurs GI. (2014). Partial parasagittal patellectomy: a novel method for augmenting surgical correction of patellar luxation in four cats. J Feline Med Surg; 16: 689-694.
    3. Rutherford L, Langley-Hobbs SJ, Whitelock RJ, et al. (2015). Complications associated with corrective surgery for patellar luxation in 85 feline surgical cases. J Feline Med Surg; 17: 312-317.
    4. Perry KL, Déjardin LM. (2021). Canine medial patellar luxation. J Small Anim Pract. 2021 May; 62: 315-335.
    5. Harasen G. (2006). Patellar luxation. Can Vet J; 47:817-818.
    6. Mills J, Hargittai T. (2020). Treatment of feline patellar luxation with polyethylene sulcal ridge prostheses. J Small Anim Pract; 61: 704-709. 
    7. Nunamaker DM. (1985). Patellar luxation. En: New CD, Nunamaker DM, eds. Textbook of small animal orthopedics. Philadelphia: JB Lippincott: