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    Osteosarcoma en perro: diagnóstico y opciones terapéuticas

    El osteosarcoma en perro es un tumor mesenquimal maligno de las células óseas primitivas que afecta principalmente a perros de raza grande o gigante.1

    Introducción

    El osteosarcoma representa aproximadamente el 85% de los tumores esqueléticos del perro, con una prevalencia > 0,01%.1-3 Generalmente afecta a perros de mediana edad o sénior (media 7 años), aunque ha sido descrito incluso en cachorros. Algunos autores describen una presentación bimodal con un pico de incidencia menor a los 18-24 meses de edad y otro mayor a los 7-9 años.2

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    Cuando se presenta en las costillas, el osteosarcoma suele afectar a animales más jóvenes (4,5-5,4 años).1 Se trata de un tumor maligno que causa metástasis con mucha frecuencia. Las metástasis son tempranas y muchas veces de curso subclínico. Menos del 15% de los perros presentan evidencia radiológica de metástasis pulmonar en el momento del diagnóstico, pero el 90% muere en menos de un año por enfermedad metastásica pulmonar, que es el órgano afectado con mayor frecuencia.1

    Etiología

    La etiología del osteosarcoma no se conoce bien. Se ha propuesto un origen viral (sin demostrar), así como diversos factores físicos (microtraumatismos, uso de implantes metálicos, resolución de fracturas sin reparación interna, exposición a radiaciones ionizantes), genéticos y moleculares.1 En algunas razas se sospecha que el osteosarcoma presenta un modelo hereditario.1,2 Se ha descrito una mayor incidencia en machos y hembras enteros, aunque en Rottweilers parece existir una relación inversa entre el tiempo de exposición a hormonas gonadales y el riesgo de desarrollo de osteosarcoma.2

    Aproximadamente el 75% de los osteosarcomas en perro afectan al esqueleto apendicular, mientras que el 25% lo hace al axial. El lugar de aparición preferente es la metáfisis de los huesos largos de los miembros anteriores (doble que en posteriores); en concreto, radio distal y húmero proximal, es decir, lejos del codo. En miembros posteriores la localización parece ser más uniforme. En cuanto al esqueleto axial, la mandíbula es el hueso afectado con mayor frecuencia.

    Cuadro clínico

    Los perros con osteosarcoma apendicular generalmente se presentan con cojera e inflamación local. El dolor es consecuencia de microfracturas o de la disrupción del periostio debido a la osteolisis de la cortical ósea por extensión tumoral desde el canal medular.

    Los perros grandes con cojera e inflamación localizada a nivel de metáfisis ósea deberían ser evaluados por posible osteosarcoma.1,2 A nivel axial las manifestaciones clínicas dependerán de la zona afectada.1

    Diagnóstico

    Diagnóstico por imagen

    La radiología simple, siempre 2 posiciones en el esqueleto apendicular, y 3 para el estudio de metástasis pulmonar u otras localizaciones, es la base inicial del diagnóstico.1,2 Las lesiones suelen ser monostóticas y muestran características óseas agresivas. Debido a la lisis ósea algunos individuos se presentan con fracturas patológicas.1,2 La presencia del triángulo de Codman es frecuente, pero no patognomónica de osteosarcoma.1

    osteosarcoma perro

    Radiografía mediolateral de la extremidad posterior izquierda de un perro diagnosticado de osteosarcoma femoral, donde se visualizan múltiples áreas líticas en la diáfisis distal femoral con discontinuidad del periostio y asociada reacción perióstica amorfa.

    Dada la alta tasa de metástasis se aconseja radiología, o si es posible TAC torácico, para investigar lesiones tumorales. En caso de sospecha de metástasis ósea la escintigrafía nuclear es la técnica diagnóstica más sensible.2

    La reseña, historia, cuadro clínico y examen radiológico permiten el diagnóstico presuntivo, pero deben valorarse otras causas1 de lesiones óseas líticas o proliferativas.

    Citología y biopsia

    La citología de aspirados con aguja fina, asociada a la tinción de fosfatasa alcalina, muestra alta precisión y es mínimamente invasiva para el diagnóstico de osteosarcoma en perros. 2

    En los casos en los que existen lesiones atípicas, o en localizaciones poco comunes, se realiza una biopsia ósea, pero no de manera rutinaria. Sin embargo, si se realiza la extirpación quirúrgica del tumor, es indispensable la confirmación histopatológica de osteosarcoma. Al contrario de los tumores de tejidos blandos, en tumores óseos es preferible obtener muestras del centro de la lesión, evitando la reacción perióstica periférica que frecuentemente proporciona muestras no diagnosticas.2

    Examen físico riguroso

    La evaluación diagnóstica se completa con un examen físico, que debe incluir examen ortopédico y neurológico, especialmente si se planea amputación de la extremidad. Además, se recomienda la realización de hematología, bioquímica sérica y urianálisis.

    Pronóstico

    De entre los múltiples indicadores pronósticos evaluados, los que se consideran más útiles para el clínico como marcadores negativos de supervivencia son la afectación del húmero proximal y la elevación de la fosfatasa alcalina (valores preoperatorios > 110 U/L).1,2,3

    Tratamiento del osteosarcoma en perro

    Cirugía

    El objetivo del tratamiento es la resección completa del tumor primario y limitar el proceso de metástasis.

    La primera opción de tratamiento es la amputación del miembro afectado. La mayoría de perros son capaces de tener una buena calidad de vida después de la cirugía, si bien la preexistencia y severidad de posibles problemas ortopédicos o neurológicos previos, debe ser tenida en cuenta.

    Otra opción es la resección y reconstrucción del segmento óseo afectado, preservando la extremidad. Esta técnica estaría indicada en pacientes que se prevé que van a tolerar mal la amputación o cuyos propietarios la rechazan. Las posibles complicaciones de la cirugía preservadora incluyen infecciones, fallos del implante y la recurrencia del tumor. Se consideran candidatos idóneos para este procedimiento pacientes con tumor localizado en radio o cúbito distal, sin enfermedad macroscópica evidente en otra localización, sin otras comorbilidades y con un tumor menor del 50 % del tamaño del radio. No se consideran buenos candidatos los perros con fracturas patológicas o infiltración del tumor en toda la circunferencia de los tejidos blandos del miembro o con lesiones edematosas, ya que tienen un alto riesgo de recurrencia local.2

    Terapia citotóxica

    El tratamiento quirúrgico se acompaña normalmente de terapia adyuvante con fármacos citotóxicos, porque prolongan el periodo de supervivencia. Los fármacos usados son el cisplatino, el carboplatino y la doxorrubicina, si bien el cisplatino ha caído en desuso por sus efectos secundarios.1,2 No se ha demostrado que ninguno de estos agentes sea superior en términos de eficacia, ni que los protocolos combinados sean más efectivos que los fármacos en monoterapia. Así mismo, no se han reportado diferencias en la supervivencia entre pacientes que recibían la primera dosis de quimioterapia preoperatoriamente, intraoperatoriamente o hasta 3 semanas después. Por todo ello la elección del fármaco a emplear dependerá de cada caso en particular, valorando las posibles enfermedades concomitantes del paciente, efectos secundarios y costes del fármaco.

    Analgesia

    Uno de los aspectos más importantes del manejo del osteosarcoma en perro es el control del dolor, porque el dolor asociado a la destrucción ósea es de los más insoportables.2 Inicialmente se administran antiinflamatorios no esteroideos y opiáceos, pero puede ser necesario añadir otros fármacos como gabapentina, amantadina y bifosfonatos, que, si bien no son analgésicos propiamente dichos, su mecanismo de acción inhibiendo la actividad de los osteoclastos suprime la reabsorción ósea, incrementando la densidad ósea y disminuyendo el dolor en estos pacientes.1,2 Si está disponible, la radiación hipofraccionada o paliativa se considera como el método más eficaz de control rápido del dolor, además de ralentizar la progresión de la enfermedad.2

    Conclusiones

    El osteosarcoma en perro es un tumor maligno. Tiene un alto potencial metastásico, y por ello, es fundamental un diagnóstico precoz. En este sentido el osteosarcoma debería incluirse en el diferencial de perros de raza grande que se presentan con cojera, inflamación y dolor a nivel de la metáfisis ósea de huesos largos. 

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    Bibliografía
    1. Ehrhart NP, Ryan SD, Fan TM. (2013). Tumors of the Skeletal System. En Withrow SJ,Vail DM, Page RL. (eds). Withrow & MacEwen’s Small Animal Clinical Oncology. 8th ed. Elsevier: 463-503.
    2. Belda B, Lara A, Lafuente P. (2016) Osteosarcoma apendicular canino: ¿qué opciones tenemos?. Clin. Vet. Peq. Anim; 36: 241-255.
    3. Boerman I, Selvarajah GT, Nielen M, et al. (2012). Prognostic factors in canine appendicular osteosarcoma - a meta-analysis. BMC Vet Res; 8: 56.