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    Quiste sebáceo en perros. ¿Es realmente sebáceo?

    En la mayoría ocasiones al hablar de quiste sebáceo en perros se hace referencia a un tipo de quiste cutáneo cuyo origen no es realmente sebáceo.

    Introducción 

    Es relativamente frecuente que los perros presenten “bultos” a nivel cutáneo, ya sean de origen neoplásico o no. Entre las lesiones cutáneas no neoplásicas podemos encontrar nódulos (elevaciones sólidas y circunscritas de la piel con un diámetro superior a 1 cm) y quistes (cavidades bien circunscritas delimitadas por un epitelio que puede contener un material fluido o sólido) de distinto origen.1 Por ello, parece importante que el clínico veterinario esté familiarizado con los distintos tipos de quistes cutáneos que pueden verse en perro.

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    Tipos de quistes cutáneos

    Los quistes cutáneos son estructuras no neoplásicas cuya clasificación está basada en la identificación del epitelio de revestimiento del quiste y de la estructura a partir de la cual se desarrolla. En la especie canina los quistes cutáneos pueden ser foliculares, dermoides, epitriquiales o de glándulas sudoríparas y sebáceas.2

    La mayoría de quistes cutáneos en el perro son de origen folicular, y se subclasifican en función del nivel del folículo a partir del que se desarrollan. De este modo se distinguen quistes infundibulares, ístmicos o triquilemales, matriciales, e híbridos (combinación de los anteriores); siendo los 2 primeros tipos los más frecuentes en la especie canina.2    

    Los quistes foliculares suelen presentarse como estructuras solitarias, bien circunscritas, redondeadas y lisas, de aspecto fluctuante a firme, y se localizan en la dermis o tejido subcutáneo. Suelen aparecer en la cabeza, cuello, tronco y miembros anteriores, y tienen un diámetro variable que oscila entre 0,5-5 cm. Sin embargo, también se ha descrito la presencia de quistes múltiples, probablemente de origen congénito, sobre la línea media dorsal en perros jóvenes, así como en puntos de presión, (especialmente codos) debido a trauma crónico, fibrosis de la dermis y obstrucción del ostium folicular.2

    No se ha descrito que estos quistes sean más prevalentes en función del sexo o a partir de una determinada edad. Si el quiste se abre puede drenar un material de coloración amarillenta a ocre o grisáceo y de consistencia caseosa o pastosa.

    • Quistes foliculares infundibulares. Realmente son éstos a los que los propietarios, y en muchas ocasiones también los veterinarios generalistas, denominan quistes sebáceos. Se caracterizan por presentar una cavidad quística que contiene queratina en una disposición lamelar y por estar conectados a un folículo piloso rudimentario. 2
    • Los quistes ístmicos se caracterizan por presentar una pared quística que sufre diferenciación triquilemal y una cavidad que contiene queratina amorfa.
    • Los quistes matriciales presentan una pared, compuesta por células basaliodes basofílicas, que se queratiniza de modo abrupto para formar una masa de queratina amorfa eosinofílica repleta de células fantasma.2
    • Los quistes dermoides representan una rara anomalía del desarrollo en el perro, y suelen ser congénitos y hereditarios. Se ven principalmente en perros de raza bóxer, Kerry blue terrier y Rhodesian ridgeback. Se presentan como lesiones solitarias o múltiples a lo largo de la línea media dorsal. A nivel histopatológico se caracterizan por presentar una pared quística que sufre diferenciación epidérmica y que contiene pequeños folículos pilosos bien desarrollados, glándulas sebáceas y ocasionalmente glándulas sudoríparas epitriquiales.2
    • Los quistes de glándulas sudoríparas apocrinas son relativamente frecuentes en el perro. No presentan predilección racial o sexual y se ven principalmente en perros mayores de 6 años. Se producen como consecuencia de una obstrucción de la glándula y se presentan como lesiones solitarias, bien circunscritas de 0,5-3 cm de diámetro, localizadas generalmente en cabeza, cuello y miembros. El contenido del quiste suele ser un líquido acuoso, transparente y acelular.2

    Contrariamente a lo que se pudiera pensar, los verdaderos quistes de las glándulas sebáceas son extremadamente raros en el perro. Se presentan como nódulos dérmicos, solitarios y firmes de diámetro inferior a 1 cm sin que se haya visto predilección por sexo, raza o edad. 2

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    Tratamiento del quiste sebáceo en perro

    Las opciones de tratamiento ante la presencia de quistes sebáceos en perros incluyen la escisión quirúrgica o simplemente la observación / monitorización de su evolución.

    • No es aconsejable tratar de exprimir un quiste para vaciarlo, porque la ruptura de la pared puede liberar su contenido a la dermis causando una reacción por cuerpo extraño con una infección secundaria.
    • La observación de la evolución de los quistes puede ser la única opción en pacientes con quistes múltiples diseminados, en los que probablemente no se justifique una amplia cirugía teniendo en cuenta el carácter benigno de estas lesiones.

    Conclusiones

    En base a la información disponible parece claro que hablar de quiste sebáceo en perros que presentan “bultos” en la piel no es adecuado. Sin confirmación histopatológica, probablemente sería más correcto hablar de un quiste cutáneo. En cualquier caso, ello no implica que sea necesario biopsiar todos los quistes cutáneos que se detecten en la piel de un perro. La decisión de si biopsiar o monitorizar debería basarse en las características particulares de cada caso y ser consensuada con los propietarios. 

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    Bibliografía
    1. Miller WH Jr, Griffin CE, Campbell KL (2013). Diagnostic Methods. En: Miller WH Jr, Griffin CE. Campbell KL. (eds). Muller & Kirk’s Small Animal Dermatology. 7th ed. Elsevier Mosby: 57-107. 
    2. Miller WH Jr, Griffin CE, Campbell KL (2013). Neoplastic and Non-Neoplastic Tumors. En: Miller WH Jr, Griffin CE. Campbell KL. (eds). Muller & Kirk’s Small Animal Dermatology. 7th ed. Elsevier Mosby: 774-843.