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    Resonancia magnética en perros: indicaciones más frecuentes

    La resonancia magnética en perros cuenta cada vez con más indicaciones diagnósticas.

    Introducción

    Las técnicas de diagnóstico por imagen son imprescindibles en el día a día del veterinario clínico. Los avances tecnológicos han hecho que las situaciones en las que estas técnicas son útiles sean muchas más que hace 30 años. Actualmente, la mayoría de clínicas pequeñas disponen de equipo de rayos X y ofrecen, de modo directo o indirecto, servicios de ecografía. Además, cada vez son más los centros de tamaño medio y grandes hospitales que ofrecen técnicas avanzadas de diagnóstico por imagen, como la tomografía computarizada y la resonancia magnética.

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    La resonancia magnética en perros se empezó a utilizar en las últimas décadas del siglo XX, inicialmente en unos pocos centros de investigación y posteriormente en grandes hospitales de referencia. Sin embargo, no ha sido hasta ya entrado el siglo XXI que su uso ha aumentado de modo exponencial.1,2

    Aunque la aplicación de la resonancia magnética en perros ha supuesto un avance fundamental en el diagnóstico de distintas patologías, no debemos olvidar que no es un método diagnóstico perfecto, y que también tiene sus limitaciones. Por ello, hay que conocer cuales son sus indicaciones. Un uso no adecuado de esta técnica puede poner en riesgo al paciente, repercutir económicamente y de modo innecesario en el cliente, y desvirtuar la utilidad real de esta prueba.2

    Principios básicos de la resonancia magnética

    La resonancia magnética permite la obtención de imágenes anatómicas tomográficas de alta calidad en cualquier plano, sin tener que recurrir al uso de radiaciones ionizantes. Las imágenes se generan a partir de la interacción que se produce entre protones de los átomos de hidrógeno existentes en los tejidos/fluidos orgánicos y ondas de radiofrecuencia, cuando la zona a estudiar es expuesta a un potente campo magnético. Esto produce una estimulación y relajación de los protones que modifica temporalmente su alineamiento en relación al campo magnético, volviendo a su posición original una vez que cesa el impulso de radiofrecuencia.  La energía generada en este proceso es captada por el sistema para generar las correspondientes imágenes. El aspecto de los distintos órganos en las imágenes de una resonancia dependerá de la densidad de protones de cada tejido concreto, así como de si las imágenes son potenciadas para T1 (pérdida de la magnetización longitudinal) o T2 (pérdida de la magnetización transversal).3,4

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    De este modo:

    • En imágenes potenciadas T1 la grasa aparece hiperintensa (más brillante) y los líquidos aparecen hipointensos (más oscuros).
    • En una imagen potenciada T2 el agua libre y los líquidos aparecen hipertensos, mientras que la grasa aparece más oscura.
    • Además, es posible el uso de agentes de contraste, como el gadolinio, que modifican las propiedades de relajación de los tejidos y hacer que puedan ser diferenciados tejidos que de otro modo tendrían una imagen similar.3
      • El gadolinio no cuenta con registro para ser usado en perros. Por ello, es importante obtener un consentimiento informado previamente.
      • Aunque las reacciones a este fármaco son raras, se han descrito anafilaxias, signos respiratorios y cardiovasculares, así como convulsiones (más frecuentes en pacientes que ya sufrían convulsiones o en aquellos con lesiones intracraneales).
      • Por su excreción renal se aconseja precaución en pacientes con enfermedad renal severa.4

    Indicaciones de la resonancia magnética en perros

    En sus inicios, la resonancia magnética en perros se usaba de modo exclusivo en diagnóstico neurológico. Sin embargo, actualmente cuenta con otras muchas indicaciones. En cualquier caso, y teniendo en cuenta que generalmente hacer una resonancia magnética a un perro implica la necesidad de un desplazamiento (aunque cada vez son más los centros que la ofrecen) a un centro especializado, anestesia general y unos costes económicos relativamente importantes, siempre que sea posible hacer un diagnóstico preciso con otras técnicas, esta sería la opción adecuada.3

    En cualquier caso, las indicaciones para la realización de una resonancia magnética en perros incluyen:

    • Valoración de pacientes con cuadros neurológicos centrales, enfermedades medulares y de la columna vertebral.
    • Neoplasias: nasales, y en la evaluación de pacientes con cuadros oncológicos torácicos y abdominales.
    • Enfermedades orbitales o del nervio óptico.
    • Valoración de la bulla timpánica.
    • Enfermedades musculoesqueléticas donde otras técnicas no permiten el diagnóstico y evaluación de anomalías vasculares de distinto origen.
    • Por último, y aunque no se recurre a ella con frecuencia la resonancia magnética se ha usado también en cardiología.4,5

    Conclusiones

    La resonancia magnética es una herramienta diagnóstica muy poderosa, pero que tiene sus limitaciones. Por ello, antes de remitir a un paciente para una resonancia deberemos seleccionarlo bien, y valorar si es posible hacer un diagnóstico preciso con otra técnica. Un aspecto fundamental tras la realización de la resonancia es su interpretación. Aunque un clínico puede adquirir experiencia en este campo, siempre que sea posible los hallazgos de una resonancia deberían ser valorados por un especialista en diagnóstico por imagen.

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    Bibliografía
    1.     Gavin PR. (2009). Comparative Imaging. En Gavin PR, Baglye RS, ed. Practical Small Animal MRI. Willey-Blackwell:1-4.
    2.     Llabrés Díaz F. (2020).  La importancia del diagnóstico por imagen. Clin Vet Peq Anim; 40: 129.
    3.     Pooya HA, Séguin B, Tucker RL, et al. (2004). Magnetic Resonance Imaging in Small Animal Medicine: Clinical Applications. Compend Contin Educ Vet; 26: 292-302.
    4.     Mai W. (2018). General Principles of Resonance Imaging. En Mai W, ed. Diagnostic MRI in Dogs and Cats. Taylor & Francis:3-36.
    5.     Mai W. (2018). Cardiac MRI. En Mai W, ed. Diagnostic MRI in Dogs and Cats. Taylor & Francis: 687-709.