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    Síndrome de realimentación. Breve descripción

    El síndrome de realimentación puede definirse como los cambios potencialmente fatales en líquidos y electrolitos que pueden ocurrir en pacientes desnutridos, con bajo peso o en ayuno prolongado, que reciben realimentación artificial, ya sea por vía oral, enteral o parenteral. Estos cambios son el resultado de variaciones hormonales y metabólicas y pueden ocasionar complicaciones clínicas graves: neurológicas, hematológicas, cardiológicas, neuromusculares y pulmonares. 

    La característica bioquímica distintiva de este síndrome es la hipofosfatemia. Cuando un animal está desnutrido, experimenta una disminución de los niveles séricos de glucosa. Se inicia entonces el proceso de gluconeogénesis, usando triglicéridos y proteínas para crear glucosa. Se reducen las reservas corporales totales de fosfato, potasio (hipocalemia) y magnesio (hipomagnesemia).

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    En el momento de la realimentación, la glucosa se reintroduce y el cuerpo pasa a usar de nuevo carbohidratos como combustible, aumentando la secreción de insulina, que a su vez aumenta la absorción celular de fósforo. Otros factores que contribuyen a la hipofosfatemia incluyen la disminución de la ingesta en la dieta y la absorción del tracto gastrointestinal, así como la pérdida a través del vómito y la diarrea y los cambios en el equilibrio ácido base.

    Una hipofosfatemia severa se presenta con signos como debilidad muscular, hemólisis, signos neurológicos severos, hipoventilación, fallo cardiaco y muerte. Se evita dando comida de una forma muy lenta inicialmente y con baja cantidad de carbohidratos.

    Síndrome de realimentación

    Los animales con el síndrome de realimentación también pueden sufrir retención de líquidos (debido a la disminución de la función cardiaca) y deficiencias vitamínicas.

    El síndrome de realimentación puede presentarse desde las primeras 24 – 48 horas, pero se observa típicamente dentro de los 5 días posteriores a la reintroducción nutricional, teniendo más riesgo de padecerlo los animales senior o gravemente enfermos, con una reducción en la ingesta (hiporexia) o inanición absoluta (anorexia). Debe sospecharse cuando los niveles de fósforo, potasio o magnesio descienden un 20%.

    La dosis de alimento debe reducirse inmediatamente entre un 50-75% y disminuir la cantidad de carbohidratos. Proporcionar más calorías a través de grasas y proteínas en lugar de sólo carbohidratos puede disminuir la incidencia y la gravedad del síndrome de realimentación, ya que habrá menos liberación de insulina; pero se desconoce el equilibrio ideal entre los carbohidratos y otras fuentes de energía.

    ¿cómo evitar el síndrome de realimentación?

    La intervención nutricional será más urgente en animales muy jóvenes y muy viejos o inmunodeprimidos, enfermedades asociadas a pérdidas de nutrientes (vómitos, diarrea...) y en animales obesos. No se debe iniciar el soporte nutricional en mascotas deshidratadas o con alteraciones electrolíticas y ácido base para no darse alteraciones metabólicas graves.

    Para evitar problemas de intolerancia, se seguirá una pauta conservadora, donde la cantidad a alimentar se incrementa de manera gradual. La elección de la dieta va a depender de la vía de administración y de la enfermedad del paciente que lo ha llevado a un estado de malnutrición. Para la elección se seguirán estas pautas:

    • Conocer la densidad energética (kcal/g o kcal/lata o kcal/ml en papillas).
    • Calcular el RER (requerimiento energético en reposo).
    • Calcular peso o volumen de alimento para aportar el RER (RER/densidad energética dieta)
    • Aumento gradual. Dependerá de la gravedad del animal. Por regla general, llegar al RER en 2-4 días, con 3-4 tomas repartidas durante el día.
    • Considerar requerimiento de agua según la dieta y la vía de administración.
    • Monitorización. Se debe evaluar:
    • Peso corporal
    • Electrolitos
    • Signos gastrointestinales
    • Signos de sobre volumen
    • Signos de aspiración pulmonar

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