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    Sospecha de espiga en la nariz del perro: ¿que hago?

    La posible presencia de una espiga en la nariz del perro debe incluirse como uno de los diagnósticos diferenciales en pacientes con signos de enfermedad nasal.1

    Introducción

    Los cuerpos extraños representan una causa frecuente de enfermedad nasal en el perro; y la literatura veterinaria reporta incidencias entre el 1,3% y el 20%.2,3 Esta diferencia tan marcada en la prevalencia puede tener que ver con el hecho de que muchos de estos pacientes son atendidos en clínicas generalistas y no en grandes hospitales, que son más dados a publicar estudios epidemiológicos. Entre los distintos cuerpos extraños aislados en la cavidad nasal del perro (espigas, trozos de madera, púas de puercoespín, proyectiles, piedras, dientes, anzuelos, puntas de flecha y agujas), las espigas representan el más frecuente.

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    Aunque su presencia en la nariz puede diagnosticarse en cualquier perro, se considera que los perros de caza y los de trabajo están más predispuestos a su padecimiento, porque la posibilidad de contacto potencial con espigas es mayor. La mayoría de los casos de espigas alojadas en la cavidad nasal del perro se diagnostican en la segunda mitad de la primavera o en verano, que es cuando más frecuente es encontrarlas en los campos o zonas de paseo de los animales.1,4

    Cuadro clínico

    El cuadro clínico de estos pacientes varía en función de si se trata de un proceso agudo o crónico.

    Casos agudos

    Los perros suelen presentarse con un cuadro de estornudos de aparición repentina, mientras pasean o se ejercitan en una zona donde hay presencia de espigas. Normalmente los animales presentan molestia en la zona y tratan de frotarse continuamente la nariz con las patas. Es posible observar epistaxis, y de modo menos frecuente se describe la presencia de estornudo inverso, estridores, estertores, disnea, y tos.

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    Casos crónicos

    En un caso ya más antiguo, pueden observarse ulceraciones en el plano nasal, inflamación o deformación local, mal olor y descarga nasal mucosa o mucopurulenta.1,3,4 Las espigas inhaladas pueden quedar retenidas en la cavidad oral o migrar a través de la cavidad oral hasta alojarse en tráquea o árbol bronquial.4  

    Evaluación diagnóstica ante la sospecha de espiga en la nariz del perro

    En algunas ocasiones es el propietario del perro el que prácticamente hace el diagnóstico, porque reporta que estando paseando con el perro en una zona donde había espigas, de repente el animal ha empezado a frotarse la nariz con las patas y a estornudar. Estos signos son altamente sugestivos de que pueda haber una espiga alojada en el interior de la cavidad nasal. Si el evento ha sido muy reciente incluso es posible que pueda apreciarse parte de la espiga desde el exterior, por lo que estaría indicada su extracción inmediata.

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    Si la espiga no es visible, pero la historia o el cuadro clínico sugieren esta posibilidad, es necesario la realización de pruebas diagnósticas que permitan su identificación. En este sentido la rinoscopia está considerada la prueba gold standard ante la sospecha de que pueda haber una espiga en la nariz del perro. Además, en caso de confirmarse el diagnóstico, la rinoscopia resulta también en un procedimiento terapéutico al permitir la extracción de esta en el 100% de los casos.1

    Sin embargo, la visualización de la espiga no siempre es fácil, sobre todo en perros pequeños y si está alojada en la porción más caudal de la cavidad nasal, o si hay abundantes exudados.3  

    En ocasiones, la historia clínica no induce sospecha de la presencia de una espiga y se decide hacer una tomografía computarizada (TC) en lugar de una rinoscopia. La TC puede aportar información valiosa en casos de sospecha de cuerpos extraños nasales, sobre todo si el material es metálico o de origen mineral, pero la evidencia indica que las espigas alojadas en la cavidad nasal son identificadas mediante TC tan solo en el 5% de los pacientes.

    En estos casos, la presencia de focos de lisis local sugiere la presencia de una espiga, aunque ésta no se vea, y por ello indicaría la necesidad de rinoscopia.3

    En pacientes con cuadros de más de 2 semanas de evolución es recomendable la administración de antibióticos (fluoroquinolonas o doxiciclina) una vez eliminada la espiga.4

    Conclusiones

    Ante un perro que es presentado a consulta con un cuadro repentino de estornudos y frotamiento de la nariz tras estar paseando en el campo, debemos pensar siempre en la posibilidad de que haya una espiga alojada en la nariz. En estos casos lo ideal sería hacer una rinoscopia, pero si no es posible, puede intentarse el examen de la porción más rostral de la cavidad nasal usando el cono de un otoscopio. Sin embargo, la no observación de una espiga no excluye que esté alojada más caudalmente. La no resolución, o resolución temporal de los signos clínicos con recidiva posterior indica la necesidad de hacer una rinoscopia.    

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    Bibliografía
    1.     Dias MJ, Mouro S, Englar RE, et al. (2020). Nasal foreign bodies identified by rhinoscopy in dogs: 42 cases. J Small Anim Pract ;61: 752-756.
    2.     Moreno-Aguado B, Carrera I, Holdsworth A, et al. (2020). CT findings in 20 dogs and six cats with confirmed nasal foreign bodies. Vet Radiol Ultrasound; 61: 417-426.
    3.     Lafuma F, Baudin Tréhiou C, et al. (2021). Computed tomography may be helpful in discriminating grass awn foreign body rhinitis from non-foreign body rhinitis in dogs. Vet Radiol Ultrasound; 62: 533-540.
    4.     Flisi S, Dall'Aglio M, Spadini C, et al. (2018). Microbial isolates from vegetable foreign bodies inhaled by dogs. Vet Med Int.: 3089282.