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    Vomito amarillo en gatos: ¿qué es el síndrome del vómito bilioso?

    Un vómito amarillo en gatos no tiene por qué estar asociado con una hepatopatía.

    Introducción

    Muchos propietarios tienen tendencia a pensar que el vómito amarillo en gatos es debido a una enfermedad hepática. Probablemente, ello tiene que ver con el hecho de que determinadas hepatopatías cursan con ictericia, de modo que el color amarillo se relaciona a nivel popular con problemas hepáticos. Sin embargo, ni todas las enfermedades hepáticas causan vómito de ese color, ni todos los vómitos amarillos en gatos están causados por una hepatopatía. De hecho, el diagnóstico diferencial ante un gato que es presentado a consulta por ese motivo puede ser bastante extenso.

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    Además, hay que tener en cuenta que es posible que el animal padezca el síndrome del vómito bilioso, que, si bien es bastante menos frecuente que en el perro, debería ser tenido en cuenta como un posible diferencial en estos casos.1

    ¿Qué es el síndrome del vómito bilioso (SVB)?

    El SVB es una entidad clínica cuya principal característica es la presencia de un vómito bilioso intermitente, generalmente por la mañana y después de un periodo de ayuno prolongado, en un animal que en la mayoría de ocasiones no presenta alteraciones clínicas significativas.1,2

    Se cree que el SVB se produce como consecuencia de un trastorno de la motilidad digestiva, de modo que aquellos animales que presentan enfermedades que alteran el vaciado gástrico (obstrucciones, gastritis, úlceras gástricas, neoplasias, enfermedad intestinal inflamatoria o pancreatitis, por ejemplo) y los que son alimentados una única vez al día estarían predispuestos a su padecimiento.

    En estos casos el píloro permite el reflujo de bilis desde el duodeno a la luz gástrica, lo que causa una irritación de la mucosa del estómago y el consiguiente vómito. 1,2

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    Vómito amarillo en gatos: evaluación diagnóstica

    El primer paso en estos casos es confirmar que realmente lo que hace el animal es vomitar y no regurgitar o toser. Aunque en la mayoría de casos la presencia de bilis excluye una posible regurgitación, es conveniente confirmar este hecho.3 Para ello resulta útil mostrar algún video a los propietarios en el que se aprecie la diferencia entre ambos procesos, o pedirles a ellos que graben un episodio en casa.

    A partir de ahí, el siguiente paso sería realizar una buena anamnesis y un examen físico que puedan orientar hacia el origen del problema:

    • Es importante tratar de establecer con qué frecuencia se produce el vómito, y si existe alguna relación entre la ingesta de alimento y el tiempo transcurrido hasta que el gato vomita.
    • El vómito puede tener etiologías muy diversas, entre ellas desórdenes sistémicos (sepsis o fallo multiorgánico), alteraciones metabólicas (uremia o insuficiencia hepática), endocrinopatías (hipertiroidismo), enfermedades del tracto gastrointestinal (enfermedad inflamatoria intestinal, neoplasias, obstrucciones), pancreatitis y enfermedades hepatobiliares.3-4
    • Teniendo en cuenta este amplio diferencial, el abordaje diagnóstico dependerá principalmente del carácter agudo o crónico del vómito y de la condición clínica del animal:
      • En la mayoría de casos agudos, sobre todo si no hay alteraciones clínicas significativas, el vómito suele ser autolimitante. Por ello, si la condición clínica del gato es buena. Puede optarse simplemente por manejo conservador y valorar la evolución del animal en 24 horas. En cualquier caso, si hay sospecha de posible ingestión de un cuerpo extraño sería aconsejable realizar radiografías de abdomen, aun cuando el animal esté clínicamente estable.
      • Por el contrario, en gatos con vómito crónico o con signos clínicos más severos se indica ya inicialmente la obtención de muestras de sangre, orina y heces, para hematología, bioquímica completa (incluyendo iones), urianálisis y análisis coprológico, así como serología de leucemia e inmunodeficiencia felina y determinación de niveles de T4 (sobre todo en gatos de más de 5 años).
    • Si con estas pruebas no es posible encontrar la causa del vómito se indicaría ecografía abdominal, determinación de fPLI, test dinámico de ácidos biliares y test de estimulación con ACTH, quedando la endoscopia digestiva como última prueba para determinar el origen del problema.3,4

    El diagnóstico del SVB es un diagnóstico de exclusión. Por lo tanto, en la mayoría de casos los resultados de las pruebas anteriores serán normales.1 En base a ello, si la valoración inicial no indica una enfermedad grave y el estado general del gato lo permite, puede optarse por un ensayo terapéutico antes de realizar determinadas pruebas. En este sentido, el manejo del SVB se basa en incrementar el número de comidas diarias (3-6 tomas) reduciendo al máximo el tiempo que pasa el animal sin comer durante la noche. Para facilitar el vaciado gástrico se recomiendan dietas semilíquidas bajas en grasa y fibra. Si el manejo nutricional no es eficaz, considerar la adición de procinéticos y/o omeprazol.1

    Conclusiones

    Son múltiples las causas de que un gato tenga vómitos biliosos. Por ello, debemos explicar a los propietarios que, aunque en algunos casos el vómito tendrá que ver con una hepatopatía, en otros muchos la causa será otra. Es importante adaptar el protocolo diagnóstico al estado clínico del paciente, valorando incluso la posibilidad de hacer un ensayo terapéutico como parte del protocolo diagnóstico.

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    Bibliografía
    1. Lyngby JG. (2020). Bilious Vomiting Syndrome. En Cohn LA, Côté E, (eds). Clinical Veterinary Advisor Dogs and Cats. Elsevier: 119-121.
    2. Ferguson L, Wennogle SA, Webb CB. (2016). Bilious Vomiting Syndrome in Dogs: Retrospective Study of 20 Cases (2002-2012). J Am Anim Hosp Assoc; 52:157-161. 
    3. Gallagher A. (2017). Vomiting and Regurgitation. En Ettinger SP, Feldman EC, Cote E. (eds). Textbook of Veterinary Internal Medicine. 8th ed. Elsevier: 610-618. 
    4. Washabau RJ. (2013). Vomiting. En Washabau RJ, Day MJ (eds). Canine and Feline Gastroenterology. Elsevier: 167-173.