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    Famotidina en perros y disminución del flujo gástrico inducido por AINES.

    Hata et al. diseñaron un estudio (titulado “La famotidina previene la disminución del flujo gástrico canino inducida por AINES”) con el objetivo de evaluar el efecto de la famotidina en la reducción del flujo de sangre gástrica inducida por diclofenaco sódico a través de la medición por flujometría Doppler láser (LDF) en el estómago canino  además de determinar la concentración tisular de prostaglandina E2.

    Hata et al. diseñaron un estudio (titulado “La famotidina previene la disminución del flujo gástrico canino inducida por AINES”) con el objetivo de evaluar el efecto de la famotidina en la reducción del flujo de sangre gástrica inducida por diclofenaco sódico a través de la medición por flujometría Doppler láser (LDF) en el estómago canino  además de determinar la concentración tisular de prostaglandina E2.


    Se evaluaron  15 perros sanos (raza beagles machos), antes y sesenta minutos después de la administración de un supositorio de diclofenaco sódico (1 mg/kg). Conjuntamente con el diclofenaco se administraba a cada animal famotidina (0,5mg/kg) o placebo.

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    En primer lugar se confirmó el efecto de los AINES sobre el flujo sanguíneo gástrico, ya que en ambos grupos se observó una disminución significativa en el flujo sanguíneo tanto en el cuerpo gástrico como en el antro después del tratamiento con diclofenaco sódico (tal y como previamente se ha descrito en la literatura). Sin embargo el estudio demostró que la disminución del flujo sanguíneo era menor en los perros que habían tomado famotidina respecto al grupo placebo, siendo esta diferencia de flujo estadísticamente significativa. Al contrario el porcentaje de prostaglandinas E2 disminuyó en ambos grupos y no mostró diferencias entre grupos.

    Ante estos resultados se concluye que la famotidina es capaz de mitigar la disminución del flujo gástrico inducida por el diclofenaco sódico, de forma que puede desempeñar un papel en la prevención de úlceras digestivas en perros que deban someterse a un tratamiento con AINES a largo plazo, siendo necesarios más estudios prospectivos para acabar de perfil el perfil de uso clínico de la famotidina. No obstante, dado que los niveles de prostaglandinas no se diferenciaron entre los dos grupos, los autores concluyen que el flujo sanguíneo digestivo no es el único elemento implicado en la aparición de efectos secundarios inducidos por AINES, ya que otros factores, como el ácido gástrico u otras citoquinas circulantes, pueden influir también en el trastorno microcirculatorio inducido por los AINES.

    La regulación del flujo sanguíneo entérico constituye un pilar fundamental de la fisiología del sistema gastrointestinal del perro, siendo necesario su correcto funcionamiento para el mantenimiento del estado de salud del animal. Sin embargo, alteraciones a nivel gastrointestinal constituyen en la actualidad uno de los motivos de consulta más frecuentes en la práctica clínica veterinaria de pequeños animales. El conocimiento del normal funcionamiento del sistema permite al profesional enfrentarse a estas patologías habituales. Profundizar sobre el conocimiento de la fisiología gastrointestinal de perros y gatos resulta esencial para el adecuado desarrollo de la asistencia veterinaria.

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