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    Nutrición hospitalaria en cirugía veterinaria y enfermedad grave

    En situación perioperatoria y en animales gravemente enfermos es común la administración de alimentación parenteral o enteral para cubrir las necesidades de estos pacientes. En este post hablamos de las situaciones hospitalarias que envuelven la malnutrición y de las características y situaciones de administración de las dietas enterales y parenterales.

    Consecuencias de la malnutrición en la recuperación

    Hablamos de malnutrición cuando sucede una pérdida progresiva de masa magra corporal y de tejido adiposo, debido a una ingesta inadecuada o bien debida a unos requerimientos mayores de proteína y calorías.

    Concretamente, la malnutrición proteico-calórica grave puede causar consecuencias importantes en el correcto funcionamiento del organismo, como atrofia muscular y de órganos, un sistema inmune incompetente, ineficacia en la cicatrización y curación de heridas, menor resistencia a las infecciones, etc. Todo ello dificulta la  supervivencia del animal.

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    ¿Qué puede provocar malnutrición?

    La malnutrición afecta alrededor del 20-60% de los animales gravemente enfermos. Algunas causas, especialmente las relacionadas con la cirugía veterinaria pueden aumentar el riesgo de sufrirla:

    • Cirugía
    • Complicaciones postoperatorias
    • Anorexia inducida por cirugía
    • Sepsis
    • Quemaduras
    • Anorexia

    Factores de riesgo nutricionales en el hospital

    Un reciente estudio1 realizado a nivel hospitalario por la Universidad Autónoma de Barcelona ha podido demostrar los principales factores de riesgo de malnutrición relacionados con la nutrición que resultan en peores resultados de supervivencia.

    Las variables que afectan el peso corporal fueron:

    • Estancia hospitalaria: cuanto mayor es, mayor riesgo de pérdida de peso corporal.
    • Vómitos en el ingreso: sobretodo en pesos grandes, se relacionan con mayor riesgo de pérdida de peso
    • Porcentaje de consumo de los requerimientos energéticos en reposo: a mayor porcentaje ingerido, mayor mantenimiento del peso corporal.

    Los resultados fueron mejores (alta hospitalaria con vida) en aquellos perros que alcanzaron sus requerimientos energéticos, en los que tenían un índice de condición corporal mayor y en los que recibieron intervenciones nutricionales.

    Suplementación nutricional vinculada a la cirugía

    Como es de esperar, los objetivos en el tratamiento de los pacientes con malnutrición pasa por una adecuada suplementación que corrija los déficits detectados, y también solucionar cuanto antes la patología primaria. Para ello hablaremos de hiperalimentación, haciendo referencia únicamente a la administración de los nutrientes adecuados para los pacientes malnutridos.

    Igual que pasa con los humanos, en perros y gatos sometidos a una intervención es necesaria administrar una alimentación enteral o parenteral a nivel perioperatorio.

    • Hiperalimentación enteral: provee los alimentos a un nivel del tracto digestivo funcional a través de una sonda. Puede ser vía oral, nasoesofágica, por faringostomía, esofagostomía, gastrostomía o enterostomía.
    • Hiperalimentación parenteral: provee los nutrientes directamente por vía intravenosa. Indicada en casos en los que el intestino no puede absorber de manera correcta los nutrientes. También en pancreatitis prolongadas y en malnutrición grave.

    ¿Qué es mejor: parenteral o enteral?

    En la medida de lo posible, si el gato o el perro lo tolera intentaremos administrar una alimentación enteral, y lo más proximal posible en el sistema digestivo, para evitar atrofia por disfunción orgánica. Sin embargo, en caso de no ser posible, se procederá a la vía parenteral.

    La alimentación enteral es más eficiente, más fácil y segura, y permite mayor flexibilidad en la composición de la fórmula alimentaria. Cuánto más cerca de la vía oral, más variabilidad permite la fórmula.

    ¿Puedo utilizar una dieta normal para la alimentación enteral?

    Las dietas enterales deben ser bien toleradas, muy digestibles, fácilmente absorbibles y contener nutrientes esenciales. A su vez deben estar disponibles con facilidad, tener un precio competitivo, una vida útil elevada y fáciles de usar.

    Si hablamos de coste-efectividad, lo mejor es elaborar la dieta enteral a partir de una dieta de prescripción veterinaria o una casera, mediante la licuación de éstas. Si optas por esta opción, ten en cuenta que las sondas para las dietas líquidas deben tener un diámetro mínimo de 8 Fr.

    Si necesitas utilizar una sonda más delgada deberás utilizar una dieta líquida especialmente diseñada para nutrición enteral.

    Esperamos que hayas aprendido con la lectura de hoy y que hayas actualizado tus conocimientos en la nutrición enteral y vinculada a la cirugía veterinaria. Si quieres saber más sobre nutrición visita Vetsaffinity.com y consulta nuestro asesor nutricional.

    1. Molina J, Hervera M, Manzanilla E, Torrente C, Villaverde C, Nutrition related risk factors for malnutrition and negative outcome in hospitalized dogs. Journal of Animal Physiology and Animal Nutrition 99 (2015) 810-824

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