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Perros y gatos, uña y carne

Perros y gatos, uña y carne
Mercedes

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En su casa se destruyen todos los mitos

Lola y John, Ginger y Blindy

Lola y John, Ginger y Blindy

Los cuatro inseparables

En el imaginario colectivo, los perros y los gatos se llevan mal, muy mal. Sin embargo, en casa de Mercedes se destruyen todos los mitos. Las gatas Ginger y Blindy son uña y carne con los perros Lola y John.
 

Los cuatro son inseparables y al clan se sumó hace unos meses Adelita, una perra de acogida. “Todos se llevan perfectamente. Juegan con quien quieren, cuando tienen ganas”, dice Mercedes. “Adelita, la nueva, necesita mucho afecto y busca el juego con cualquiera. Primero busca a los perros, y si ninguno le sigue el rollo, dice ‘Vamos a preguntarle a las gatas si quieren jugar”.


Juegan con quien quieren, cuando tienen ganas
Juegan con quien quieren, cuando tienen ganas


Cuando Mercedes está aburrida no tiene que encender la televisión, solo tiene que ponerse a mirar a sus mascotas. ”Las gatas siempre se esconden debajo de las sillas y juegan a agarrarle las patas a los perros y esconderse. Los perros ponen cara de desorientados, como diciendo ‘¿Y este arañazo de dónde ha venido?’”, cuenta riendo.
 

En esta convivencia también hay momentos en que perros y gatos van cada uno por su lado. A las gatas les encanta salir al patio solas a tomar el sol y saltar mientras los perros comen. “La comida de las gatas siempre está en alto, porque si no los perros pasan como una aspiradora. Cuando llega la hora de comer las gatas se ponen a saltar. Es muy gracioso porque Blindy, que es casi ciega, tiene un salto perfecto estilo Matrix, mientras que Ginger, que tiene un solo ojo, no mide bien la profundidad y algunos de sus saltos terminan en resbalones”.


No concibo mi vida sin una de las dos especies
No concibo mi vida sin una de las dos especies


La experiencia de tener perros y gatos que se llevan perfectamente también le permitió a Mercedes refutar otro de los grandes prejuicios sobre los felinos: “Mucha gente piensa que los perros son leales por naturaleza y los gatos son independientes y traicioneros. No es verdad, los gatos son muy dependientes“, afirma. Mercedes trabajó en una protectora de animales y allí tuvo la oportunidad de conocer a gatos que se dejaban morir porque habían sido abandonados por sus dueños. “Era como si pensaran: ‘Provoco mi propia muerte porque no sé vivir sin ti’. Eso es lealtad hasta la muerte”.
 

Mercedes admira y disfruta cada una de las virtudes de sus mascotas: su lealtad, su nobleza, su inagotable simpatía. Y cuando le preguntan si prefiere a los perros o a los gatos, ella responde: “Es como si me preguntaran si quiero más a mi padre o a mi madre. No concibo mi vida sin una de las dos especies”.


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