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    Foliculitis en perros: Diversidad de Staphylococcus pseudintermedius en lesiones

    La foliculitis en perros es una afección dermatológica frecuente. Analizamos una nueva perspectiva en el tratamiento de la foliculitis bacteriana superficial teniendo en cuenta la posibilidad de que existan diferentes cepas de Staphylococcus pseudintermedius con distintos perfiles de resistencia antimicrobiana.

    La foliculitis bacteriana es una patología dermatológica relativamente frecuente en la práctica veterinaria, sobre todo en los perros de pelo corto. Se trata de una piodermia superficial que afecta la región superior del folículo piloso y a menudo se confunde con una dermatofitosis.

    ¿Qué causa la foliculitis bacteriana?

    La foliculitis bacteriana se caracteriza por la presencia de una pápula o pústula pequeña con forma de diana y un pelo que sobresale desde el centro. También pueden aparecer costras y collaretes epidérmicos, acompañándose de hiperpigmentación, alopecia e inflamación.

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    El agente etiológico de la foliculitis en perros suele ser el Staphylococcus pseudointermedius, una bacteria que se encuentra normalmente en las uniones mucocutáneas de la nariz, boca y la zona perianal, así como en la piel del mentón y los espacios interdigitales1.

    En algunos casos, cuando se altera la inmunidad cutánea debido a alguna patología primaria, esa bacteria residente se convierte en un patógeno oportunista que causa la infección. Por eso la foliculitis bacteriana suele ser secundaria a otros problemas de la piel, como las dermatitis infecciosas, parasitarias, alérgicas o autoinmunes. También puede aparecer por defectos en la queratinización de la epidermis y los folículos o debido a endocrinopatías.

    Nuevas perspectivas en el tratamiento de la foliculitis en perros

    La foliculitis bacteriana superficial suele tener un buen pronóstico con el tratamiento adecuado, pero también puede convertirse en una afección crónica y/o recurrente si la causa subyacente no se identifica o no se controla adecuadamente debido a que el medicamento o la duración del tratamiento son inadecuados.

    La foliculitis en perros se ha tratado con antibióticos sistémicos empíricos y una terapia tópica mínima, pero en los últimos tiempos este enfoque se ha puesto en tela de juicio y se recomienda prescribir una terapia tópica para las lesiones leves y localizadas, como apoya el estudio de Borio S, Colombo S, La Rosa G, et al, publicado en la revista Veterinary Dermatology2.

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    La terapia antibiótica se debería restringir a los casos de foliculitis generalizada, pioderma profunda y foliculitis recurrente. Teniendo en cuenta la resistencia que han desarrollado algunas cepas, un análisis realizado por el Dr. Jangi Bajwa3 recomienda seleccionar la terapia en base a la citología, con resultados de cultivo y sensibilidad, y combinarla con terapia tópica cuando sea posible, eligiendo un antibiótico de espectro reducido.

    El problema es que, en la población canina, el Staphylococcus pseudintermedius es diverso desde el punto de vista genotípico, de manera que cada perro puede ser colonizado por múltiples cepas. Eso significa que, si en la foliculitis bacteriana superficial existen diferentes cepas con distintos perfiles de resistencia antimicrobiana, tomar muestras de una sola lesión cutánea para el cultivo y la prueba de susceptibilidad antimicrobiana podría poner en riesgo el éxito de la terapia, ya que no se prescribe el antibiótico apropiado.

    Un estudio realizado por los doctores Larsen RF, Boysen L, Jessen LR, Guardabassi L y Damborg P4 analizó la diversidad de Staphylococcus pseudintermedius en las lesiones de 14 perros con foliculitis bacteriana superficial. Descubrieron de una a cuatro cepas con perfiles únicos de electroforesis en gel de campo pulsado y hasta tres perfiles únicos de resistencia antimicrobiana para cada perro. En dos perros aislaron hasta cuatro cepas con distintos perfiles de resistencia antimicrobiana de la misma lesión.

    Las pústulas múltiples de un mismo perro siempre albergaban la misma cepa, pero las pápulas, costras y collaretes no. Por tanto, los investigadores concluyen que las lesiones de la foliculitis bacteriana superficial pueden albergar múltiples cepas de Staphylococcus pseudintermedius con distintos perfiles de resistencia a los antimicrobianos, y que las pústulas son la mejor lesión para tomar una muestra para el cultivo bacteriano.

    En este estudio no quedó claro si la detección de cepas distintas en otro tipo de lesiones fue resultado de la contaminación o la coinfección por múltiples cepas. No obstante, un artículo de César L. Yotti Álvarez5 confirmó que en las piodermas se pueden encontrar Staphylococcus schleiferi, así como colonias de flora Gram negativa transitorias (Proteus spp, Pseudomonas spp y Coliformes) de manera ocasional.

    Referencias Bibliográficas:
    1. Roldán, W. (2015) Pioderma Canino. Referencias para Consultorio MW; 40: 18-22.
    2. Borio, S. et. Al. (2015) Effectiveness of a combined (4% chlorhexidine digluconate shampoo and solution) protocol in MRS and non-MRS canine superficial pyoderma: a randomized, blinded, antibiotic-controlled study. Veterinary Dermatology; 26(5): 339-344.
    3. Bajwa, J. (2016) Canine superficial pyoderma and therapeutic considerations. Can Vet J; 57(2): 204–206.
    4. Larsen, R. F. et. Al. (2018) Diversity of Staphylococcus pseudintermedius in carriage sites and skin lesions of dogs with superficial bacterial folliculitis: potential implications for diagnostic testing and therapy. Vet Dermatol; doi: 10.1111/vde.12549.
    5. Yotti, C. L. (2008) Novedades en el diagnóstico y tratamiento de la Pioderma canina. Profesión Veterinaria; 16(68): 12-15.

     

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