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    Virus del gato: Virus más habituales y cuándo administrar la vacuna

    Muchos virus del gato están asociado a una alta morbilidad y mortalidad. Analizamos los principales patógenos, las vías de contagio y el calendario de vacunación para su prevención.

    Los gatos pueden verse afectados por diferentes enfermedades graves producidas por virus. Muchos de los virus del gato están asociados a una elevada morbilidad y mortalidad, por lo que es importante que los pet parents sean conscientes de la necesidad de vacunar.

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    Aunque los felinos que viven en casa se exponen a un riesgo menor, también es recomendable vacunarlos ya que la posibilidad de contagio siempre existe.

    Los principales virus que afectan a los gatos. Factores de riesgo y prevención

    Virus de inmunodeficiencia felina (FIV)

    El virus de la inmunodeficiencia felina es un lentivirus que tiene similitudes con el virus del VIH humano. Afecta a las células del sistema inmunológico, destruyéndolas o dañándolas, lo cual va deteriorando paulatinamente la función inmune, como señaló un estudio publicado por John H. Elder y su equipo1. En la fase temprana, la infección puede cursar de manera asintomática, pero en la última fase es habitual que los gatos tengan un riesgo elevado de contraer otras infecciones.

    La vía más habitual de transmisión del virus es a través del mordisco durante una pelea ya que la saliva de un gato infectado es muy virulenta. No obstante, el contagio también se puede producir mediante el contacto cercano, tanto por el acicalamiento como por compartir bebedero y/o comedero. Las hembras infectadas también pueden transmitir el virus a las crías. Por el momento no existe una vacuna eficaz contra el FIV. Un estudio desarrollado en la Universidad de Sidney2 reportó la mayor tasa de éxito de una vacuna, pero su eficacia no supera el 56 %.

    Coronavirus felino (CoVF)

    El coronavirus felino es un virus gastrointestinal que causa dos formas clínicas de enfermedad: una enteritis leve y la peritonitis infecciosa felina, una enfermedad multisistémica grave que puede ser seca, húmeda o mixta. La forma seca se caracteriza por lesiones piogranulomatosas de carácter multiorgánico mientras que la forma húmeda, que es la más común, se manifiesta con efusiones en abdomen o tórax y progresa rápidamente.

    La principal vía de contagio es orofecal. Cuando el CoVF es ingerido, pasa por el sistema gastrointestinal y accede al epitelio intestinal por el lumen. Una vez allí, se replica causando daño epitelial, ya que posee gran tropismo por el epitelio intestinal maduro. Todavía no se cuenta con una vacuna eficaz. Un estudio publicado en Veterinary Microbiology3 reveló que algunas de las vacunas que existen no brindan protección a ciertas razas de gatos, como el británico de pelo corto.

    Virus de la leucemia felina (FeLV)

    El virus de la leucemia felina destruye o daña las células del sistema inmunológico, por lo que el animal queda expuesto a diferentes enfermedades. Sin embargo, todos los gatos no llegan a enfermar, en algunos casos su sistema inmune puede eliminar el virus. Cuando se produce el contagio, el virus se multiplica en la zona bucal o nasal, que suele ser la vía de entrada y luego se disemina por el torrente sanguíneo al resto del cuerpo, sobre todo a la médula ósea. En algunos casos raros, la infección permanece localizada en algunas partes del cuerpo, como indicaron en un estudio los doctores Elliott S. Chiu, Edward A. Hoover y Sue VandeWoude4.

    El FeLV se concentra en la saliva, por lo que el contagio se produce mediante el contacto cercano, ya sea a través de mordidas, el acicalamiento, compartir comedero o bebedero o por el contacto con la orina y las heces. Las madres pueden transmitir el virus a su camada, aunque es poco probable ya que suele causar muerte prenatal. Para prevenir el contagio, la primera vacuna contra la leucemia felina se aplica como mínimo a las 8 semanas de edad y la segunda dosis tras 3 o 4 semanas. Se recomienda revacunar pasado un año de la serie inicial y luego cada 2 o 3 años.

    Virus de la panleucopenia felina (FPV)

    El virus de la panleucopenia felina, también conocido como moquillo felino, es una infección altamente contagiosa causada por el parvovirus felino que tiene una elevada mortalidad, como indicó un estudio de B. D. Kruse y su equipo5. Ataca las células de rápida multiplicación, como las de la mucosa intestinal, la médula ósea y los tejidos Iinfoides. De hecho, el virus se replica en el tejido linfoide de la orofaringe ya que normalmente el contagio se produce por vía oral o intranasal y más tarde se disemina a otros tejidos. Al dañar las defensas inmunológicas, el virus facilita la invasión bacteriana secundaria y la aparición de septicemia.

    El FPV se encuentra en las excreciones de los animales enfermos, así como en la sangre de los mismos durante las primeras fases. Por tanto, el riesgo de contagio se produce por el contacto directo entre gatos a través de nariz y boca, al compartir comedero, bebedero y camas infectadas o incluso a través de las manos y ropas de los cuidadores. Durante la fase aguda, las pulgas y otros vectores también pueden transmitir el virus. Además, una madre puede pasarlo a sus crías. La vacuna para el FPV se puede usar a partir de la sexta semana de vida y a las dos o cuatro semanas se aplica una segunda dosis. Se recomienda revacunar cada tres años, según el nivel de riesgo.

    Calicivirus felino (FCV)

    Existen diferentes cepas de calcivirus felino, como indicó un estudio de Jinting Hou, F. Sánchez-Vizcaíno, David Mcgahie y C. Lesbros6, por lo que los signos clínicos pueden variar bastante. El FCV se replica en los tejidos orales y respiratorios y luego se extiende a los ganglios linfáticos, riñones, pulmones y ojos. Como regla general, los cuadros son poco graves: la infección cursa con secreción nasal, conjuntivitis, gingivitis y aparición de úlceras en la mucosa oral.

    No obstante, el FCV puede abrir la puerta a otras infecciones secundarias y acompañarse de neumonía. Algunas cepas incluso pueden causar una elevada mortalidad, provocando fiebre, inflamación y síntomas sistémicos. Este virus se transmite por contacto directo con un animal infectado a través de las secreciones nasales, oculares y la saliva, así como por los objetos infectados por heces o saliva. La vacuna para el FCV se aplica a partir de las seis semanas de vida y luego a las 2 o 4 semanas. Se recomienda revacunar anualmente a los gatos con un alto riesgo.

    Herpesvirus felino (FHV)

    El herpesvirus felino produce la rinotraqueitis felina, una enfermedad relativamente común en los gatos que suele causar síntomas severos. El virus penetra por las mucosas oronasal y conjuntival, por lo que suele causar secreciones nasales muy densas, dificultades para respirar, secreciones oculares, conjuntivitis o queratitis herpética, fiebre e inapetencia, como indicó un estudio de los doctores Gaskell R, Dawson S, Radford A y Thiry E7.

    Si se trata de animales inmunodeprimidos o que padecen otras enfermedades, la infección por FHV puede ser fatal. Tras la infección, el virus migra a través de las terminaciones nerviosas hasta los ganglios regionales, generalmente el trigémino, donde permanece latente hasta que se dan las condiciones propicias para su reactivación.

    Se trata de una enfermedad muy contagiosa, pero el mayor riesgo se produce por el contacto directo con gatos infectados en la forma aguda, ya sea a través de las secreciones orales, nasales o fecales, así como por objetos contaminados por las mismas. La pauta para la vacuna para el FHV se puede aplicar a la novena semana de vida  la primera, la segunda  a las 12 semanas y luego la tercera a las 16 semanas, con una revacunación cada 3 años.

    Referencias Bibliográficas:
    1. Elder, J. H. et. Al. (2010) Feline Immunodeficiency Virus (FIV) as A Model for Study of Lentivirus Infections: Parallels with HIV. Curr HIV Res; 8(1): 73–80.
    2. Westman, M. E. et. Al. (2016) The protective rate of the feline immunodeficiency virus vaccine: An Australian field study. Vaccine; 34(39): 4752-4758.
    3. Bálint, A. et. Al. (2014) Recombinant feline coronaviruses as vaccine candidates confer protection in SPF but not in conventional cats. Veterinary Microbiology; 169(3–4): 154-162.
    4. Chiu, E. et. Al. (2018) A Retrospective Examination of Feline Leukemia Subgroup Characterization: Viral Interference Assays to Deep Sequencing. Viruses; 10(1): 29.
    5. Kruse, B. D. (2010) Prognostic Factors in Cats with Feline Panleukopenia. Journal of Veterinary Internal Medicine; 24(6): 1271-1276.
    6. Hou, J. et. Al. (2016) European molecular epidemiology and strain diversity of feline calicivirus. Veterinary Record; 178(5): 2015-103446.
    7. Gaskell, R. et. Al. (2007) Feline herpesvirus. Vet Res; 38(2): 337-354.

     

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