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Los gatos y la formación de piedras urinarias


Los gatos y la formación de piedras urinarias

La formación de cálculos en la orina, los riñones o el tracto urinario es síntoma de otras dolencias urinarias de carácter más general, a las que se suele denominar «enfermedad del tracto urinario bajo del felino» (FLUTD, por sus siglas en inglés). Entre el 0,5% y el 1% de los gatos adultos los padecen en algún momento de sus vidas. Los cálculos urinarios son entre los síntomas más graves. Resultan ciertamente dolorosos y, en los peores casos, pueden bloquear el flujo de orina y provocar la muerte del gato. El peligro es mayor en los machos, pues tienen la uretra más estrecha. Aunque se suele hablar de «piedras», sería más acertado hacerlo de «cristales». Estos se componen de una serie de sustancias químicas que cristalizan en la orina. Hay otros tipos, pero los más comunes son dos.

Unos de los cristales más comunes son los de estruvita (fosfato de amonio y magnesio). En el pasado, este era el cálculo más frecuente en los gatos, pero su prevalencia ha disminuido gracias a que se ha descubierto cómo modificar el pH de la orina a través de la dieta y reducir los niveles de magnesio. Para disolver los cristales de estruvita se puede recurrir también a la dieta, reduciendo el pH de la orina.

El otro tipo de cristales más comunes son los de oxalato (oxalato de calcio), más frecuentes gracias a la menor incidencia de los de estruvita, si bien hay una menor prevalencia general de los cálculos. La acidez de la orina puede favorecer la formación de cristales de oxalato, al igual que un consumo reducido de magnesio. Los cristales de oxalato no se pueden disolver alterando el pH de la orina, por lo que es necesario hacerlo quirúrgicamente.

Aunque existen otro tipo de piedras menos frecuentes, como las de urato de amonio, ácido úrico, fosfato de calcio y cistina.

La facilidad de los gatos de tener cálculos en el tracto urinario se debe a que beben poca agua, lo cual implica un menor volumen de orina. Ello es una herencia de sus ancestros, que vivían en lugares desérticos. Los cristales son más frecuentes en los gatos de entre 2 y 5 años. El riesgo de bloqueo es mayor en los machos, especialmente los que han sido castrados, por la estrechez de la uretra. Por el contrario, la enfermedad del tracto urinario bajo del felino afecta por igual a machos y hembras. Otros factores de riesgo son la obesidad, el estrés, las enfermedades infecciosas y la deshidratación.

Si creemos que un gato puede tener cristales o algún tipo de enfermedad del tracto urinario, debemos acudir inmediatamente al veterinario, ya que un bloqueo podría provocarle la muerte en un periodo muy corto. Para reducir el riesgo de que eso ocurra hay que dar de beber mucha agua al animal y alimentarlo con comida seca o húmeda que equilibre el pH de la orina.