Jack ocupa un lugar tan importante en la vida de los niños que todos quieren cuidarlo. A la hora del paseo, los cuatro quieren llevarlo de la correa. “Siempre hay uno que dice: ‘¡No, hoy me toca a mí, tú lo llevaste ayer!’“, cuenta Gisela riendo.
Aunque el perro es ‘oficialmente’ la mascota de los tres, Gala siente que Jack es su perro, porque fue ella quien lo pidió. “Al ser niña, Gala es más delicada y cariñosa con Jack. Le limpia las orejitas, lo cepilla...”, dice Gisela. Y tanta ternura tiene su recompensa: “Jack sigue a Gala a todas partes. Cuando llega la hora de dormir se va con ella a su habitación y duermen juntos”.
Además, también ha obrado un pequeño milagro en la niña, que antes era un poco tímida e introvertida. Lo cierto es que, desde que tiene al perro, “se siente más segura de sí misma y entabla conversación con mayor facilidad. Cuando va por la calle y la gente le pregunta por el perro, Gala responde orgullosa: ‘Es mi perro y se llama Jack’. ¡Está tan feliz y contenta!”, afirma Gisela.
Jack va con Gala a su habitación y duermen juntos
